Se que os es difícil creerme, pero os aseguro que todo lo que cuento en este blog esta basado en hechos reales, mi imaginación no es tan buena.
¡Ha! Ya sabéis si queréis ponerme verde al globito rosa.
Hacia mucho tiempo que yo no aparecía por la casa que tienen mis padres en el campo y este viernes nos acercamos a verlos.
Coincidí con mis primas y la mujer de mi primo y decidimos irnos de juerga, sólo las chicas.
Una vez restauraditas (ósea se con más pintura que un cuadro de Barceló) y minifaldas a tutiplé que todavía queda algo de pierna que lucir y más de noche y con botas que apenas se ve carne y a la en marcha, paramos en el pueblo, para ver algunos conocidos y tomar una cervecilla y luego como la marcha brillaba por su ausencia decidimos irnos.
-¿Dónde vamos?- Dijo Lí
-En esta zona no hay mucho donde elegir, así que mejor vamos a la ciudad. Dijo Rechel
-¡Pues en marcha!
Como hacía tiempo que no nos veiamos, aprovechamos el viaje para ponernos al día, menos mi prima Li todas tenemos hijos, al cual más bestia parda lo vamos a negar, así que teníamos conversación para rato.
Llevábamos 15 minutos en marcha cuando mi prima Li (era la que conducía) pegó un frenazo que a poco me plato encima el tanque.
-¿Un tanque? ¡Contra! ¿Qué hace un tanque en medio de la carretera? ¿De dónde sale?- comente atónita
-No tengo ni idea- dijo Rechel alucinadita.
-¡Un golpe de estado! Esto es un golpe de estado- dijo Betti
-¿Cómo va a ser un golpe de estado? Tía como te pasas -le decía Mari.
A todo esto un tío con la cara negra de betún, vestido de militar y un peazo de arma en las manos, dio un golpe en mi ventanilla, por sorpresa.
Los gritos, los tuvieron que oír hasta en Madrid, como poco a pesar de los doscientos kilómetros.
-¡Nena arranca! Que esto es una emboscada- Decía Mari.
-¿Cómo quieres que arranque si tengo un tanque delante?- le contestaba Li al borde de un ataque de nervios.
-¿Pero, cuando hemos entrado en guerra? Que es que no me entero de nada- Decía Betti.
Yo la verdad es que no podía pronunciar palabra, andaba agarrada a la puerta para que el individuo que nos hablaba no pudiera abrirla, hacía gestos con las manos, y yo pensaba que eso iba a ser nuestro fin.
Comenzaron a aparecer más tíos vestidos y pintados igual y lo que es peor armados hasta los dientes.
Mis primas no dejaban de gritar, tipo peli de terror, Betti lloraba como una magdalena despidiéndose de todas y lo creáis o no de puro nerviosa que estaba, abrí la puerta, salí del coche y le atice un guantazo al tío que me hacia gestos. Mientras le gritaba
-¿Pero que es esto? Si nos van a matar háganlo ya, no ve que les va a dar algo.
-No era nuestra intención- Me decía el pobre, mientras se tocaba la mejilla, por el mamporro.
-¡Pues ya está quitando el tanque de hay!
-Si eso es lo que intentaba decirla que necesitábamos que se retirara a un lado ya que los árboles impiden que pueda maniobrar el tanque.
-¡El tanque no pasa, el tanque no pasa! Repetía yo a tono de burla-¡No han probado a ir en coche como todo el mundo, que es viernes, donde leches van con un tanque! que ya han terminado los carnavales.
-Pues a unas maniobras nocturnas.
-¡Maniobras! ¿En esta zona?
-Están ustedes en medio de un campo de tiro. Dijo el pobre.
Meto la cabeza en el coche, y le digo a mi prima Li que tenía los ojos fuera de sus orbitas.
-¿Dónde nos has metido criatura? Que estamos en un campo de tiro. ¿Esto es lo que entiendes tú por marcha? mira que te gusta a ti un uniforme.
-¡No me jodas! Si es que hace años que no vengo por aquí.
-Se nota reina, se nota. Saque la cabeza, puse la mejor de mis sonrisas, gracias a Dios que era de noche y la capa de titan lux titán sport no dejaban ver mis patas de gallo.
-Mire usted, creo que ha habido un mal entendido.
A todo esto aparece un land robert, paró y salio un señor que tenía muchas chapitas de colorinches pegadas en las solapas.
-¡Gómez, que coño pasa! Llevamos un retraso del copón, ¿por qué no se mueve el tanque?
-¡Mi brigada! Hemos tenido un problema, este coche no dejaba maniobrar el tanque.
-Y se puede saber ¿Qué hace aquí este coche? Lo decía mientras metía su cabeza por la ventanilla
-¡son mujeres! ¿Qué se pensaban ustedes que iban ha hacer esta noche una juerga flamenca?
-No mi brigada, no las conocemos, no sabemos por que están aquí.
El señor de los pines me miró, se acercó.
-¿Y usted, quien es y que hace aquí señorita?
-Pues no se lo va usted a creer, pero nos hemos perdido.
-¡Perdido! Dio un bocinado que casi me hago pipi, luego bajo la voz y volvió a decir ¿perdido?
-Si señor- ya me estaba tocando las narices, el gritón-Nos hemos perdido, ¿Es que usted no se ha perdido nunca?
-Si señorita, pero no dentro de un campo de tiro, ¿Se hace usted a la idea de lo peligroso que es?
- Pues ya me voy haciendo, no se crea usted, pero, ha sido sin querer, como usted comprenderá, con esta facha lo último que yo quería visitar esta noche es un campo de tiro.
El hombre me miro de arriba abajo
-¿Cómo han conseguido pasar si toda la zona esta alambrada?
-Eso mejor que lo responda mi prima.
-¡Su prima!
-Si señor, mi prima, es la que conducía.
-Dígale a su prima que salga del coche.
-¡Yo no salgo que me detiene!- decía Li desde dentro a gritos.
-¡Aquí no se detiene a nadie señorita!
-Sal nena que este nos hace un consejo de guerra.
Salió del coche y el señor se la acerco.
-¿Es que no ha visto las alambradas?
-Pues no señor, no había alambradas.
-Este se va a enterar. Cogio un walki talkie.
-¡Benitez! Pego un grito que nos hizo retroceder a todos.
-Señor, se oia a trabes del aparato.
-Después de pasar los camiones han cerrado ustedes todos los accesos ¿verdad?
-Claro mi Brigada
-Entonces me quiere decir ¿Por qué hay un coche con cinco señoritas en el campo de maniobras?
-¿Un coche con cinco señoritas? ¿dónde?
-¡Aquí mismo!
-Se la abran saltado.
-Usted si que va a saltar, Benítez, ¡Pero por los aires! ¡Venga ahora mismo al sector 3!
Al cabo de unos minutos aparecieron las luces de otro coche. Un señor con bigote salio y se dirigió al chillón de las chapitas.
-Todo comprobado, las alambradas están en su sitio.
-Entonces como me explica esto- señalando al coche y a mis primas que también habían salido del coche, por que aunque la situación había comenzado mal, en estos momentos, había una soltera y dos divorciadas.
-La han saltado, no me cabe duda.
-Por si no se han dado cuenta esto es un citroen c3, no el badmovíl.-Se me escapó en plan sarcástico.
-¡Benítez! Que la chica tiene razón.
-Lo volveré a comprobar.
-¡He, he espere que lo acompañamos, y así ya nos vamos y no molestamos mas, que estos señores tienen cosas que hacer! Dije yo que veía me quedaba ahí toda la noche ¡Buenas noches y encantada! ¡Ah!, siento lo del tortazo.
-¿Dónde van ustedes? Volvió a gritar el señor de las chapitas, que me estaba cayendo de un gordo.
-¿No querrá usted que nos quedemos aquí?
-Pues no, estoy deseando que desaparezcan, pero no pueden andar por hay, que parece que no se enteran que esto es un campo de tiro y estamos en plenas maniobras, ¡Gómez! Avise a los del otro bando, que un coche se ha colado y que va escoltado, que paren de momento las maniobras hasta nueva orden.
Nos metimos en el coche corriendo y seguimos al vehículo militar hasta la carretera principal.
Decidimos que aquello no nos iba a estropear la noche y además todas necesitábamos una copa.
-Nena fíjate bien y ves con calma, por que parece que hay algo de niebla. Le dije a la pobre de Lí
Ahora si que teníamos tema de conversación para aburrir, pero estaba visto que esa no iba a ser nuestra noche, apenas veinte minutos de marcha y de repente más niebla.
Li cada vez bajaba más la velocidad, cualquiera de nosotras andando iría más rápida.
-A mi la niebla me da un poco de cosa- dijo Betti.
-No empieces Betti, que al final terminamos todas acojonadas, Li vete despacio. Le dijo Mari.
-Ya, pero no puedo ir más despacio, a no ser que me pare-Contesto Lí.
-No, aquí en medio del campo y con esta niebla, no se para, tú mi niña sigue, que solo quedan unos kilómetros- le dije yo.
-Pues la niebla es cada vez más espesa, dijo Rechel.
-¡Mira allí! Dijo Mari
-¿Dónde?
-Delante, debajo de la niebla, hay dos luces rojas.
-¡A que son Marcianos!
-No me jodas, lo que me faltaba una nave espacial, aparcando en medio de la carretera, dejaros de gilipolleces- les dije enfadada.
-¡Para Lí que las luces se acercan!
-¡Pues es verdad, dos luces rojas!
-¡Dios mío, que echo yo para merecer esto! Decía Li desesperada.
-Deja a Dios en paz, que eres atea y si damos la vuelta.
-No, Nos han visto.
-¿Quién?
-¡Los marcianos! ¿Quien va a ser? Nos están haciendo señas con las manos, no los ves-decía yo desesperada.
-¡Hostias! Es verdad están moviendo los brazos.
-¡No me jodas! Exclamo Li de repente -Estamos siguiendo un camión fumigadora.
Solo cuando estábamos justito, justito detrás del camión, es cuando nos dimos cuenta, y pudimos ver el cañón que iba soltando el polvo para fumigar y un señor en plan desesperado que ya no sabía como hacernos las señas para que lo adelantáramos.
Menos juerga tuvimos de todo, así que noches como esta una tarda en olvidarlas.