29 ene 2020

AIT BEN HADDOU Y EL PASO TIZI N'TICHKA


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AIT VEN HADDOU EN ÉPOCA DE LLUVIAS


Nuestra siguiente parada, resulto uno de los lugares más bellos que hemos visitado a lo largo de este viaje. Ait Ben Haddou, es una Ciudad fortificada o ksar. Se encuentra a lo largo del río Ounila. Nuestro guía, nos contó que él tenía casa allí, pero que ahora sólo venían de vez en cuando, porque vivían al otro lado del rio, en el nuevo pueblo como la mayoría de sus habitantes, menos bonito y bucólico, pero más práctico y cómodo.

MANOLO AMAESTRANDO SERPIENTES 
Cruzamos aquel cauce del rio sin agua, que mostraba sus vergüenzas sin pudor. Los guijarros polvorientos y la tierra agrietada no le quitaban belleza a esté enigmático lugar, una obra de arte esculpida en barro hace cientos de años y que, mantienen con más corazón que medios a pesar de haberse convertido en un plató de cine al aire libre. En él, se han realizado varias películas y series famosas (de hecho, una de sus puertas monumentales no es original, pues fue construida con motivo del rodaje de la película La Joya del Nilo)

UN GUÍA PROPIO DE LAS PELIS DE INDIANA JONES




No es de extrañar que la Unesco lo declarara en 1987 Patrimonio de la Humanidad. Ya que emana magia por todos y cada uno de sus rincones. Es inevitable dejarse llevar por la imaginación y transportarte a otro tiempo donde la ciudad recobra toda su vida y esplendor.



Llegar a la cima de aquella antigua y bella población, no sólo nos proporcionó unas increíbles vistas, además nos recordó lo importante que es conservar aquellos tesoros que nuestros antepasados construyeron y que el paso de los años hace únicos e irrepetibles.


               

                        
Entramos en un pequeño museo que nos descubrió la forma en que estaba distribuida la casa y como se desarrollaba su día a día. Subimos a la parte más alta de la casa, creo que los áticos fueron inventados por estos lares. Bromas aparte, no hay duda de que el lugar es espectacular visto desde cualquier perspectiva.


 

Subir y bajar por aquel laberinto de construcciones ancestrales, despertó nuestro apetito y la expedición se dirigió de vuelta al otro lado de aquel río seco, que en época de lluvia aportaría una extraordinaria estampa a un lugar tan idílico y especial. Si la belleza saciara, estaríamos empachados, pero para desgracia de nuestras cartucheras, esta belleza sólo sacia nuestra imaginación.



David encontró un restaurante al pie de cauce del rio en la zona nueva, desde donde pudimos disfrutar en su terraza de unas vistas inigualables, siempre que vayas a la puesta de sol, si no lo único que puedes conseguir es una insolación o en su defecto un golpe de calor.









Nos dejamos cautivar por un ventilador y un sinfín de botellas de agua fresquitas, que según traían desaparecían, eso no nos quitó el hambre y comimos un Cuscús y Tajín de cordero acompañado de ciruelas, que fue de los mejores que he comido en este viaje. Algunos aprovecharon aquellos mullidos cojines para echarse la siestecilla de rigor, que tanto echamos de menos cuando salimos de España.



Volvimos al camino, con destino Marrakech. David, quería llegar antes de que se hiciera de noche. Lo entendimos una vez llegamos allí.

Fuimos a través del paso Tizi NTichka, el más alto al norte de África, esté atraviesa la gran cordillera del Atlas y su nombre como no podía ser de otra manera, significa “Paso de montaña difícil” El que le colocó el nombre, no se complicó mucho la vida; Carretera estrecha con pendientes sinuosas y curvas angostas, que incitan al descalabro al menor descuido y si no te descuidas, también, yo veía el peligro por todas partes.


Por si todo lo descrito no fuera suficiente, estaban en obras, había tramos sin asfaltar y cantidad de gente caminaba por el barro que sustituía en algunos tramos a la carretera, yendo y viniendo de un lado para otro, sin pararse a pensar en lo peligroso que resultaba, ya que te podías encontrar familia con niños, niños solos, grupos de mujeres y hombres cargados hasta arriba con fardos ¿Qué otro nombre podía tener, aquel extravagante lugar?



Lo construyeron los soldados franceses en 1936, en la época en que habían colonizado esta parte del mundo. Quizás buscaban una forma de defensa (despeñando a la gente ¡Claro!) Aunque lo más lógico es que buscaran nuevas rutas de enlace a través del Atlas.  Geográficamente bastante inhóspito he intransitable.


Llegamos a un mirador en la parte alta de la montaña, donde había un bar y en frentito al píe de las escarpadas montañas, unos puestos con piedras y suvenires, en este curioso país, no hay lugar que se precie, en el cual no vendan algún recuerdo.


Vimos que hacían zumos de naranja y pedimos para todos “dieciséis”, para ser exactos. Al pobre le faltaban manos, vasos y voluntad, que fuimos solucionando. Los vasos, rellenando los que se iban quedando vacíos. A estas alturas de viaje nuestros escrúpulos habían desaparecido por completo y nuestro sistema inmunológico había desarrollado un antiviral que servía para todo, cómo el jabón de lagarto de las abuelas.

ENSEÑANDO EL MANEJO DE LA MÁQUINA

Al ver que se nos hacía tarde, David se hizo con un cuchillo y Toño se colocó en el exprimidor, definitivamente, había nacido para ello, cómo le daba a la máquina. Hubo un momento de colapso, ya que David cortaba más deprisa que Toño exprimía, pero no tardaron en solventar el problema gracias a la coordinación del dueño de aquel lugar en construcción, no trabajó mucho, pero se lo pasó en grande. La acción y logística se desarrolló de forma sublime y en menos de quince minutos, ya nos habíamos preparado y tomado, un buen vasito de vitamina c, tiempo record que no volvimos a superar.

UN PUESTO CON SU NEVERA Y TODO, AUNQUE SÓLO LA USARAN DE EXPOSITOR

Nos pidió fotos y nos enseñó todo lo que estaba construyendo, le resultábamos amistosos o quizás simplemente una pandilla de tarados alegres, que no paraban de reír y de hacer cosas fuera de lo normal.

                          

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