¡Adios nos asista! Manuela ha vuelto a esta mi pequeña Comunidad, se acabo la paz, adios a nuestras cenitas de los viernes y sábados, adios a nuestra cervecitas de la tarde, mientras desplumamos a la Paca, Paparazzi y compañía.
Llegaba yo tan feliz con mi minifalda (Cada vez me parezco más a la Ana Obregón, cuanto más vieja más pelleja) y ya tenía en la puerta de casa esperando al Paparazzi.
- ¡Buenos días! – Le saludo toda educada.
- ¡Hola Odry! ¿Sabes que ya ha vuelto Manuela?
- Pues no sabía nada.
- Pues ha llegado está mañana.
- ¿Pero no estaba en Canarias, desintoxicándose?
- Pues si, pero por lo visto se ha escapado y en el aeropuerto monto una de no te menes, hasta que el hijo le mando el billete para volver.
- ¡Vaya, yo pensaba que vendría tranquilita!
- Pues para mi que no te hagas ilusiones.
Y se largo a su casa, me deja el notición, me pone mal cuerpo y se larga, ya se podía a ver callado el jodio y darme un poco de vidilla hasta que lo descubriera yo por mi misma, pero nada me lo suelta así sin anestesia y la verdad es que ya me lo había olido yo, que llevaba una semana anunciando que venía algo malo, ¡Cago en la leche, la mierda de sexto sentido!
Cuatro de la tarde.
Estaba yo respondiendo a la segunda encuesta de intención de voto del día, cuando llaman al timbre, mi hijo abre y allí como una aparición la Paca en bata.
- ¡Hola Paca!
- ¡Hola Odry! ¿te has enterado de que ha vuelto Manuela?
- Si algo me ha contado tú maridín.
- Pues es que se ha escapado.
- Sí, ya me lo ha dicho.
- Pero es que me ha llamado la persona que movió los papeles para el ingreso y me ha dicho que piensa matarnos.
- ¡Contra! No le puede dar por otra cosa, ¿pero no se estaba desintoxicando?
- ¿Cómo majareta?
- Si, que esta perdiendo la cabeza.
- ¡Joder Paca!, eres la leche dando noticias.
- No, si yo te lo digo por que como la tiene con nosotras, pues que te guardes las espaldas.
- ¡Con nosotras y con media humanidad! No me acojones.
- Yo solo te aviso, que lo sepas.
- Nada, pues me quedo avisada y fastidiada, no te digo más.
La verdad es que no me dio mucho tiempo a preocuparme un par de horitas después, ya estaban en la puerta del patio, tres patrullas, dos Samur y un par de hermanas de Manuela.
Se la llevaron y yo pensé para mis adentros:
-¡Por favor, por favor! Que sea para otros cuatro mesecitos, pero mis plegarias no fueron escuchadas, debe tener algo que ver, que no soy creyente del todo, al día siguiente ya se había escapado otra vez.
En fin, Manuela ha vuelto y según entra ella por la puerta, la tranquilidad sale por la ventana.