27 feb 2015

ME PUEDE EL IMPETÚ

          
                                                         
                                        
            Cuando en mi presentación puse eso de “Desastrosa y sin remedio”, aquellos que no me conocen, pensaron, “¡que exagerada!”. Basta con pasar un día con migo, para darse cuenta de que me he quedado corta, y de verdad que no lo hago a propósito, que me sale de forma natural e innata.

Resultado de imagen de desastrosa y sin remedio            Hace un par de meses os conté mis desventuras con los señores del Canal de Isabel II y el dichoso contador de bomberos. Pues bien, los del garaje de al lado me dijeron que a ellos no les habían puesto impedimentos. No os podéis imaginar el cabreo que me pille, mi indignación creció como la mala hierva, si pillo al inspector en ese momento me lo meriendo, pero no, mi cerebrito, que no para hizo que me pusiera a escribir. Hablé de “Los posibles intereses del inspector en la realización de las obras” ya que en el resto de garajes de la comunidad no se habían llevado a cabo y un montón de cosas más, como el agravio comparativo, la indefensión del pobre usuario y un millón de despropósitos más.

Una vez que el Presi leyó semejante panfleto reivindicativo y revolucionario, dejando al mismísimo Fidel, a la altura de un aprendiz, sólo me aconsejo resumir, a lo que yo muy digna le dije, -¡Que se fastidien, total para el caso que van a hacerme!

Dos meses después recibo una carta del canal, en la que me comunican que a pesar de que la normativa es clara y habría que realizar la obra, las circunstancias excepcionales hacen que nos vayan a poner el contador en breve.

Yo con lagrimas en los ojos y sin poderlo creer, llamo al Canal, para facilitar los datos y facturen, pero el individuo que me contesta, me dice que no sabe de que le hablo, que el expediente está caducado y que nanai de la China.

Resultado de imagen de desastrosa y sin remedio
Me da otro brote y llamo al Presi, el cual al ver que estoy dasataita y al borde de un ataque de nervios, me dice que el llama por la mañana, que tranquila, pero que le vaya facilitando las cosas, que haga fotos a los contadores y prepare documentos.

A la mañana siguiente dispuesta ha hacer justicia, móvil en mano, me doy cuenta de que efectivamente, de los tres contadores, sólo el nuestro tiene la entrada por la izquierda y me doy cuenta de que la he liado parda, sin motivo.
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            Es, en esos momentos en los que me digo, Odry, por que no piensas antes de actuar, momento que es interrumpido por el Presi, que pletórico como un niño con Consola, me dice:

-         Odry.
-         Dime, majo.
-         He hablado con los del Canal y no te lo vas a creer, que la carta es clara, que nos lo ponen.
-         No me fastidies. Tú tampoco te lo vas a creer, pero nuestro contador es el único con la entrada por la izquierda.
-        ¡ No me jodas!.
-         Te mando las fotos
-         Pues me han dicho que ya concertaran la fecha de visita.
-         Pues como vengan, nos meten el contador por salvase la parte, por cabezones.
-         NO mujer, vamos a hacer como que no sabemos nada, haber si cuela.
-         Como manden al mismo inspector, lo que va a colarme, va a ser una guanta con toda la mano abierta, después de cómo le he puesto.
-         Tranquila que todo se arreglará.
-         Eso espero por que además de gafe, tengo una puntería para meter la pata.
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Así que en estos momentos, sólo pienso, en por que demonios soy tan reivindicativa y revolucionaria y en el momento en que se presenten los del Canal y me estrangulen por bocazas.
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31 dic 2014

PRIMADA

                                                    
 Primada: Reunión de primos-as y sus respectivos consortes.

A pesar de que Lili, llevaba anunciándola años, tubo que ser Sara, mujer de mundo y compañera de mi querido Carlos, la que pasará a la acción y pusiera fecha y lugar a la concentración familiar de perturbados y asociados.
                          

            Comenzó con un grupo de wassap, donde muchos de nosotros pasamos a tener contacto con primos a los que habíamos perdido la pista.
 
                                                     
            Según fue avanzando el tiempo, el intercambio fotos, dio paso a anécdotas, videos, imágenes y chistes divertidos, nuestros viernes se convirtieran en un día especial, donde wassap viene, wassap va, terminábamos a las tantas muertos de la risa.
                                                      
            Y con ese buen rollo llegamos a la reunión, donde algunos a los que esperamos no aparecieron, pero otros que no esperamos, nos dieron la grata sorpresa de querernos conocer, por que a pesar de ser familia, los años, los trabajos, y distancia, habían cambiado de tal modo nuestras vidas, que era raro, por no decir imposible coincidir.
                      
            De cómo el protagonista de nuestra tan esperada cena, terminó siendo el camarero, sólo podría entenderse de conocerlo, clavadito al ya mítico camarero del guateque, eso sí, a lo español, bajito, regordete y con gafas.
                                         
                                  
           Mientras las conversaciones fluían a mil bandas en el asador escogido, para tan magno evento, el camarero asignado. Iba de un lado a otro mosqueado como una mona con chinches, llevando la contraria a diestro y siniestro.
                           
            Que mi prima Bea pedía Merluza, le atizaba emperador.

            La noche avanzaba y su mal genio, también. Llegado el momento postres, aquello paso a ser un autentico despiporre.

            Lanzaba el helado, como si estuviera enfoscando una pared, ¡Que mala leche!, como se balanceaba el plato que no cascaba por el golpe, el caso es que todos mirábamos atónitos, pero incapaces de decir nada, no fuera a ser que nos lo pusiera de peineta.

      

   Cinco minutos después volvió a la carga con la tarta, no cayó ni una de pie, lo bueno era que el helado ya semi fundido por el calor, amortiguaba el golpe, también es verdad que los avispados que le veían llegar espátula en mano, colocaban la servilleta a modo de escudo antimisiles y se ahorraban salir a lunares de tan grato evento, aunque a veces por muy previsor que fueras, no tenías escapatoria, mi pobre lucero decidió acercarle el plato, para evitar la masacre, pero este que debía de llevar las gafas de lejos, no atinó y terminó en medio del mantel.



-         ¡Coño! Que te has movido.- Le decía el camarero mientras recogía la tarta del mantel y se la plantaba en el plato.
Mi pobre lucero le miraba incrédulo, pero no le dio tiempo a decir nada, en ese momento, Alfredo al ver el panorama y como podía terminar su lanzamiento al estar al otro lado de la mesa, le dijo:
-         Yo no quiero, gracias.
El camarero miro a mi Lucero y lanzando otro trozo de pastel encima del recogido de la mesa, le dijo susurrando.
-         ¡Este es maricón!, así que pa ti.
                     

   Mi Lucero y el resto que veíamos el panorama, ya no pudimos más, teníamos dos opciones, mandar al camarero al paro o reír. Nos tenía a los quince sin rechistar y optamos por la risa. Eso sí ya a la hora de los cafés, el hombre andaba desatao y nosotros pendientes, cachondeo viene cachondeo va.



-¿Usted como quiere el café caballero? – Lo decía mientras apuntaba en una libreta aceitosa, que dicho sea de paso podía habérsela ahorrado, total no daba una.
- Yo un cortado.
- Descafeinado de máquina, ¿no?
- No, quiero un cortado.
- Vale descafeinado de máquina. -Seguía diciendo, mientras apuntaba.
- ¡Perdone! Lo mismo me he expresado mal, pero quería un cortado.
- ¡Que si, que ahora le traigo el descafeinado de máquina! Y siguió preguntando a mi prima, mientras Eduardo me decía.
- ¡Odry! ¿Lo he dicho mal?
- No cariño, es que te ha ignorado, igualito que está ignorando a tu prima ahora mismo. Y al volvernos para escucharle oímos:
- Usted.
- ¡Solo!
- Vale, la leche aparte.
-No sólo.
- Que sí, que ahora le traigo la leche.
Ya para rematar a Carlos se le ocurre pedirle:
-         Yo quiero, café sólo, con un chorrito de Baylis.
Se vuelve a mi Lucero que estaba al lado y le dice:
-         ¡Otro maricón!
Ya sin susurrar ni nada.
                    
Para que más, ahí ya no había manera de controlarnos, entre lágrimas mirábamos al pobre Carlos, que le decía a Sara:

-         Díselo tu, que a mi no me cree. – Pero Sara no podía hablar sólo llorar como el resto.
-         ¡Ea! Me recorro 600 kilómetros para cenar y terminan cuestionando mi sexualidad.
   

   
Mi primo Edu se tomo su descafeinado de máquina, mi prima se tomo el café con leche y Carlos se bebió el café solo. Momento justo en el que apareció el camarero y le lleno la taza vacía del dichoso Baylis, sin hielo ni nada, que el pobre se bebió sin rechistar no fuera a que le llamará otra cosa más gorda.
           


En fin si pasáis por la Cepa y os encontráis con el, tenéis dos opciones, tomarlo a cachondeo, o salir corriendo.

                      

                        
                        

            





JUICIO LEVE DE FALTAS

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