Como no podía ser de otra manera la obra está al borde de la tragedia. ¡No, no matamos a nadie! Aunque todo se andará, por que como Stef no acabe lo remates que le faltan, tengo voluntarios para la ejecución y eso que no está la Paca y el Paparazzi, que si no ya lo abrían correteado por el patio pala en mano.
No es que seamos una panda de salvajes, es que el suelo, parece el mundo multicolor de la abeja Maya, que a la vecina le han barnizado los pelos del perro en la puerta de su casa, por no hablar de las grietas, los empalmes y el sentido de la decoración que tienen, si nosotros les habíamos dicho lo que queríamos, a que se meten ellos a hacer la reforma sorpresa. Que los hemos tratado como si fueran de la familia, ¡oigan! Proporcionándoles cervecitas y todo, y eso a pesar de que la profe nos aviso, que ya nos decía a todos.
- ¿Cuándo tu estás en el trabajo te llevan cervecitas? Por que a mi en la guardería te aseguro que no y además estaría mal visto.
- ¡Hombre pasan tanta calor!- Le decía la Presi
- ¡Toma y todos! Pero ninguno va trompa al trabajo, nos deshidratamos como todo el mundo y si no bebemos agua, que es muy sano y aclara la vista.
La verdad es que después de oír a la Seño, entendí esa frase que tanto decía mi madre.
En fin, que a primera hora, les veíamos trabajar a toda máquina, pero a eso de las tres de la tarde, la cosa flojeaba y no por el sol, las rectas dejaban de ser rectas y algunos remates tienen más que ver con los edificios de Gaudí, que con lo que se le pidió en un primer momento y no es que no valoremos el arte de tan celebre hombre, es que la versión de Gaudí que nos ofrecen deja mucho que desear.
El taxista me decía un día.
- Odry, cuando entro en mi descansillo, tengo la sensación de montar en un barco, no hay un punto estable, entre montaña y montaña.
Estaréis pensando que la culpa es nuestra, pero la verdad es que ya aparecían a las nueve de la mañana litrona en mano y contra eso no se puede luchar, les ahorrábamos la caminata al bar, eso era todo.
En fin que yo a Stef. He decidido llamarlo de usted, todo después de que confundiera una palabra con un insulto, aunque minutos después, cuando perdíamos el tiempo la Seño, Stef y yo buscando un ladrillo (El rácano no quería comprar uno) en el garaje de uno de los edificios, me sorprendió con lo siguiente.
- Quería pedirte una cosa Odry.
- Usted dirá.
- Pues que si nos damos un besito, para hacer las paces.
¡Un besito!, la tensión se mascaba en el ambiente, yo no hacía ni cinco minutos que lo quería haber matado y me pedía un besito, de lo que me daban ganas de darle, me lo voy a callar por que soy una dama. A pesar de las ideas, nada buenas que se me pasaron por la cabeza, me límite a ser sarcástica, que dado lo cortito que es Stef, seguro no entendió.
- ¡Huí, no por Dios, no quiero que me acuse de sobrepasarme!
- No, si no es nada, además lo digo delante de testigos, para que no piense mal, sólo un abrazo.
- Con la de polvo que lleva usted en la ropa, además no quiero que su mujer me tire de los pelos.
- ¡Heeee!
- Déjelo, usted el lenguaje y la ironía lo lleva de pena.
A todo esto la Seño andaba descuajaringada de risa y sin poder articular palabra. Ella que llevaba una hora diciéndome lo de que el volcán no explotara (El volcán soy yo) y el tonto las narices, buscándome las vueltas con besitos y abrazos fuerte, que parecía un Teletubbies.
No es que yo sea mala (que seguro lo soy), pero es que todo tiene un límite es que primero me pone verde, segundo no quiere arreglar todos los desperfectos, terceros no estafa con el presupuesto y por ultimo me acusa de insultarle, como demonios le voy a dar besitos, ni con lengua, ni sin ella, quiero que termine la obra, pero no a costa de mi honor.
En fin que seguimos esperando que nos quite la hormigonera de en medio de el patio, que la verdad no decora nada y nos rompe la perspectiva de donde queremos que vaya la piscina, un sueño que tenemos desde hace más de 17 años y que el calor hace que no deje de flotar en el ambiente de está mi desdichada Comunidad.