27 oct 2023

CAHORS Y EL PUENTE DEL DEMONIO


http://creativecommons.org/publicdomain/zero/1.0/deed.en

Llegamos a Cahors al atardecer, Habíamos visto un área idílica cercana al centro, junto a la orilla del precioso río que bordea la ciudad.

El sol se ponía en el horizonte y la temperatura era muy agradable. ¿Qué podía salir mal…?

Pusimos en google maps las coordenadas y nos limitamos a seguir sus órdenes en pos de llegar al paraíso. Según nos alejábamos de la ciudad el verde de los campos se fue perdiendo y nosotros nos miramos extrañados.

—¿Estás segura de haber metido bien las coordenadas? —Me dijo mi Lucero al ver que Google anunciaba que habíamos llegado a nuestro destino.


Ambos mirábamos atónitos a nuestro alrededor.  El GPS nos había llevado hasta el parking de una antigua fábrica medio abandonada, de las que salen en las pelis de terror. Mi Lucero aparcó bajo la única farola que existente en aquel desolador lugar. La vista al otro lado de la calle no era mejor, un desguace de vehículos oxidados y pequeños montículos de escombros que se extendía por la deteriorado camino que se estrechaba cada vez más. 

https://vectorportal.com/download-
vector/paper-map/34782

Buscamos las fotografías del área y volvimos a mirar por si hubiera alguna coincidencia.  No la encontramos y nos aseguramos de que las coordenadas fueran las correctas, al ver que así era. Decidimos cambiarlo por el nombre de la calle, por si hubiera algún error. Google se puso a pensar y nos indicó el camino opuesto. 

Ganitas nos dieron de tirarlo por la ventana, pero como está dentro del móvil nos contuvimos. Recorrimos tres o cuatro kilómetros y por fin, nos llevó hasta el área de nuestros sueños. Está si que se parecía a la fotografía, rodeada de una frondosa arboleda a unos metros de la orilla del río, sobre una alfombra verde de césped.

Si el post fuera de cualquier otro, acamparían y disfrutarían felices para siempre, pero yo soy Odry, "desastrosa y sin remedio". Apenas dimos una vuelta, volvimos a la realidad, no había ni una sola plaza y había que seguir buscando.


https://creativecommons.org/licenses/by/3.0

Con la noche cerrada, llegamos a un parking repleto de casitas-móviles como la nuestra. No tenía buenas vistas, ni río, ni césped, ni servicios, pero parecía más o menos seguro para pasar la noche y decidimos quedarnos no fuéramos a peor. 

A la mañana siguiente bajamos la moto de la auto y nos dispusimos a llegar al centro de la ciudad. Lo que no nos imaginábamos después de haber dado tantas vueltas la noche anterior, es que estábamos a un paseo del centro. 

Aparcamos la moto y nos dispusimos a recorrer las calles medievales, visitamos el mercado y por supuesto el puente de Valetré, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/
Creador: Angel de los

Este puente tiene una leyenda que dice, que se tardó tanto en construir que el arquitecto vendió su alma al diablo para que le ayudara a terminarlo. Justo antes de acabar y para no tener que cumplir el contrato, el arquitecto mandó al diablo a por agua al otro lado de la ciudad con un cedazo (tamiz) para dar de beber a sus obreros. Obviamente no lo consiguió y el arquitecto se libró de cumplir su palabra. El diablo se enfadó y volvió noche tras noche para arrancar una piedra y que el puente nunca estuviera terminado. En 1879 al restaurar el puente, el arquitecto Paul Gout mandó colocar en el hueco vacío una piedra esculpida con la imagen del demonio y no volvió a desaparecer, porque las garras del demonio habían quedado atrapadas en el cemento.

Imagino que será el mismo diablillo que nos mando al fin del mundo a pernoctar, pero como la ciudad es muy bonita se lo perdonaremos. Si alguna vez visitáis la ciudad, cuidaros mucho de que os la quiera jugar a vosotros también.

¡Ala! A ser malos que es mucho más divertido.

16 oct 2023

SAINT-CIRQ-LAPOPIE.

 

Cada vez que dejamos un lugar y volvemos a la carretera tengo sentimientos encontrados. Por un lado, está la nostalgia de dejar atrás lugares y momentos inolvidables; por otro, la ilusión de seguir descubriendo paisajes, ciudades y pueblos recolectando nuevos recuerdos.

 

Dejando los sentimentalismos a un lado, que no es que no sea sentimental, es que cada vez que me pongo, me pasa algo, en este caso fue una carretera traidora.

Yo iba dispuesta a hacer un post diferente, lleno de florituras y momentos melancólicos, dejándome llevar por los paisajes bucólicos que nos íbamos encontrando, cuando a la vuelta de una curva, apareció un vehículo que venía de frente justito hacía nosotros.


Sí, se lo que estaréis pensando: «Es lo normal en una carretera». Y no os faltaría razón, si la carretera fuese normal, pero por el proyecto de carreterilla por el que libamos circulando, no lo era y resultaba contraproducente para la supervivencia.


Y es que, en un momento dado, la calzada se estrechó tanto que apenas pasaba la auto y ver aparecer aquel coche nos hizo temernos lo peor. 

No vi mi vida pasar por delante de mis ojos, pero lo que si vi y muy de cerca, tanto que arañó el cristal de la ventanilla, fue la rama del árbol donde una ardilla miraba ojiplática como una humana con el pelo encrespado cual león de la sabana, se echaba las manos a la cabeza, como si con ello fuera capaz de poder evitar el golpe.

                                 

Gracias a que mi Lucero tiene la sangre fría de un cirujano, porque si la que conduzco soy yo..., no quiero ni pensarlo. Y no, no le estoy dando emoción, que podría. De echo estuve a punto de grabar el inmortal momento, pero soy cobarde (mucho), y ante lo que estaba a punto de suceder, preferí soltar el móvil y sujetarme las ideas no fueran a salir todas tan espantadas como la pobre ardilla.


Conseguimos llegar, no me preguntéis como, entre taparme los ojos, esconder la cabeza entre las piernas y comerme las uñas, no tengo recuerdos claros de tan grato viaje (pura ironía para el que no me conozca)


 

Debo reconocer que la visita mereció la pena y que el hecho de salir inmunes nos hizo ver el precioso pueblo con otros ojos. Esta pequeña comuna francesa nos sumergió directamente en la época medieval. Pasear por sus encantadoras calles, donde muchas de las casas datan de los siglos XII al XV, fue una auténtica fantasía.


Compré unas deliciosas nueces locales y algunas figuras hechas a mano para mi pequeña colección de sueños. Apenas media hora más tarde, el fatídico trayecto se había convertido en una divertida anécdota. Una batallita para contar a nuestros amigos, conocidos y como no, a mis sufridos lectores que siguen viajando conmigo a pesar de mis desastres.

  


12 oct 2023

Najac

Nos dirigimos a Najac, aprovechando que las nubes comenzaban a disiparse. Eso no significa, que nuestras fotos vayan a ser mejores, aunque si menos borrosas.


Según mi lucero, la culpa es del palo para hacer los serfiels. Yo en cambio pienso que es un problema de pulso, o de la falta de él. Que estamos los dos como para robar panderetas.


Najac está en lo alto de la colina, como casi todos los pueblos de zona. Imagino que, aunque estos franceses piensan en todo, no pensaron en las vistas que les iban a quedar, sino en cómo protegerse de posibles ataques. Fuera por la razón que fuese, les han quedado unos pueblos de lo más cuquis. No solo por el tipo de construcción que a perdurado durante siglos, sino por el entorno en el que se encuentran.

El parking para autocaravanas estaba situado al pie del río. En un lugar ideal para hacer multitud de deportes. La única pega que le vimos era la distancia que había hasta el pueblo. Puede que no fueran muchos kilometros, pero si en cuesta, hasta la cima de la montaña y lo que hizo que nos declinaramos por acercarnos al pueblo con la autocaravana, a ver si encontrábamos algún lugar donde dejarla.


Como no había muchos turistas por la zona, encontramos el lugar ideal entre un prado verde donde pastaban las vacas y el cementerio, y desde allí emprendimos la caminata. Había dos carreteras, una en cuesta y la otra llana. Optamos por la aparentemente llana. Y además de andar el doble, resultó que había que subir por unas escaleras de escalones para baloncentistas. Tras nuestro recorrido por el pueblo, bajamos por la carretera que estaban a menos de quinientos metros de nuestra autocarava. La aventura es así, no importa lo que se tarde en llegar, lo importante es disfrutar del viaje.


Y disfrutar, ya os digo que disfrutamos. Visitamos el castillo, la iglesia y los fotografiamos todo, todo menos las vacas no fuera a ser que se molestaran.



7 oct 2023

CORDES SUR CIEL

 

Creador: Jean-Paul Tonnelier 

https://commons.wikimedia.org
/wiki/File:Cordes-sur-Ciel.jpeg


A veinticinco kilómetros de Albi, nos encontramos con Cordes-Sur-Ciel.


Había amanecido muy nublado y nuestras fotos han resultado infumables (Como casi todas las fotos del viaje, pero esta vez, con excusa).


Las temperaturas bajaron y eso hizo que la visita al pueblo medieval, situado en lo alto de la colina, no resultara una dura penitencia, por no decir un calvario.


El pueblo cuenta con cuatro murallas concéntricas que protegen un conjunto de calles estrechas y tortuosas asemejándose a un laberinto.


CORDES SUR CIEL
https://pixabay.com/da/photos/
frankrig-cordes-sur-ciel-skyer-4876622/

La visita a Cordes nos trajo recuerdos de nuestro último viaje a Italia, cuando estuvimos en Civita di Bagnoregio, la ciudad que nunca muere.


Sin entrar en comparaciones (que son odiosas), Civita tiene una atmosfera especia que te atrapa en cuanto cruzas el largo puente que te lleva hasta ella. Al igual que Cordes, cuando las nieblas o nubes bajan, estos pueblos quedan como suspendidos en el cielo. Una imagen de cuento de hadas que jamás   olvidaremos.

CIVITA DE BAGNOREGIO
Creador: Fine.Shoot
https://www.flickr.com/photos/stemar65/11895814006


3 oct 2023

ALBÍ, LA CIUDAD ROJA DE FRANCIA



 

Creador: Benh LIEU SONG 
https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0

Como Toulouse nos había gustado, seguimos nuestro periplo rumbo a Albi. Estábamos llegando a la ciudad, cuando vi un centro comercial y le dije a mi Lucero: 


—Tesoro, quieres que echemos un vistazo. Lo mismo tienen cafeteras a precios razonables.


No había terminado la frase, cuando él ya estaba tomando la curva de la entrada. No voy a exagerar diciendo que hicimos ruedas o que la autocaravana se tambaleo, porque entre lo que pesa la auto y lo tranquilo que conduce mi chico, sería un autentico milagro. Pero os aseguro, que en menos de un minuto estábamos bajando de la auto rumbo al supermercado.


Encontró la zona de pequeños electrodomésticos a la primera, que yo me quedé pensando: «¿Seguro que es la primera vez que viene? Con la de vueltas que solemos dar, cuando entramos en un supermercado nuevo.»


 Desde el principio del pasillo, pude observar como se le iluminaba la cara. «Ni cuando vienen los reyes magos». Pensé. Se abrazó a una cafetera que estaba a muy buen precio (Francia ya no es lo que era o España ha subido más de lo que nos están contando) y no la soltó hasta que pasamos por caja. Era como un niño con su juguete nuevo.



Con una buena dosis de cafeína en el cuerpo, mi lucero encontró el área de autocaravanas que estaba en el centro de la ciudad, escondida entre una arboleda en el lateral de una carretera angosta y con una pendiente no apta para cardiacos.


A pesar de ser muy pequeña, tuvimos la suerte de encontrar donde pernoctar y el lugar no podía ser más agradable y tranquilo. Eso sí, seríamos el primer plato de los mosquitos, pero por lo menos, estaríamos a la sombra y dormiríamos sin peligro de asfixia por el calor.


La visita comenzó en la catedral, cuyo estilo es difícil de definir: entre ecléctico y complejo. Y no, no lo digo yo, es lo que pone en todas las guías.




El edificio actual fue construido en parte durante el siglo XIII. Pero el templo medieval se comenzó a construir en el siglo V y reúne los estilos gótico meridional compacto y el gótico nórdico vertical luminoso.



Compacta y luminosa, ya me explicareis cómo encaja eso. Yo por mi parte, la vi impresionante e impactante con todas aquella pinturas de colores azules y doradas decorando la bóveda, las paredes y los pilares.

https://commons.wikimedia.org/wiki/
File:Henri_de_toulouse-laurtrec,_monsieur_
fourcade,_1889,_02.JPG
Después pasamos por el museo de Toulouse Lotre, ubicado en el palacio de Berbie, a ver si se me pegaba algo, que últimamente, no me pinto ni los labios.


El museo tiene las obras donadas por la familia y está situado en un edificio que, en sí, merece una visita, es una pasada y tiene unas vistas al río que son espectaculares.


No sé cómo me las apaño, pero raro es el pueblo que visitamos que no está en fiestas o celebrando algo y no, no lo he buscado a propósito. Es algo que surge de forma innata, que para algo estamos en verano.


 En este caso, había distintos tipos de puestos con comidas de lo más variadas y de todas las culturas, al lado, un montón de mesas para disfrutarlas. El buen vino y algo dulce de postre fuer la guinda a un día en el que no os lo voy a negar, disfrute casi tanto como mi lucero con su cafetera.



Pero lo mejor de todo, fue la tormenta que comenzó pasadas las once, pensamos que al aparcar en un sitio de tierra podríamos quedarnos atrapados, pero como estábamos felices por lo bien que habíamos comido y bebido, tampoco nos pareció un drama.

Dormimos fresquitos y a la mañana siguiente la auto salió como si nada para seguir nuestro camino y visitar nuestro próximo destino.

Vistas desde el museo
CATEDRAL DE SANTA CECILIA
ALBI

         

JUICIO LEVE DE FALTAS

  VECTOR PORTAL Como ya os conté, Manuela tuvo un brote y, en plan chungo, me dejo claro que no era su vecina favorita y que, en cuanto me d...