24 sept 2023

TOULOUSE



 

Autor, Diego Delso

Lunes, seis y media de la mañana y mi Lucero que se pone en marcha.


—¡Nena voy a organizar la auto para el viaje! Tú sigue durmiendo.


                               imagen en: Flickr |
             https://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.0/
                 Creador: Pom' 

«¿Dónde irá a estas horas? Sí Toulouse no se va a mover del mapa». Pienso con resignación y me doy la vuelta en la cama haciendo mentalmente una cuenta atrás.«Tres, dos...»


—¡Nena! ¿Dónde has puesto el cepillo?


—¿Cómo se nota que no barres? —Le digo medio mosqueada y me levantó con resignación.


—¡Tampoco tú cambias el baño y yo no protesto!


Hay lleva razón y me bato en retirada. Cada uno tiene sus funciones en la autocaravana.  


Cojo mi yogurt de chocolate y le veo que colapsa. La cafetera de Jors Clunie se ha vuelto loca y tira agua por todas partes, menos por donde tiene que salir el café.


—¿Qué le pasa? —Me pregunta como si no lo entendiera.


—Que esa antigualla a pasado a mejor vida.


—Voy a desmontarla por si tiene arreglo.


—¿En serio? Le contesto alucinada.


—¡Qué poca fe me tienes! Me rechista con rabia.


—Fe, te tengo mucha, pero como técnico... —Lo dejo en el aire, no se me vaya a ofender que nos quedan todas las vacaciones por delante. Podemos comprar otra cuando bajemos por Andorra.. —Le digo para consolarlo y me quedo tan ancha.


—¡Eso es dentro de quince días! —Me contesta muy airado.


—Puedes usar la cafetera italiana. —Para que luego diga que no tengo soluciones para todo.


—¡Vale! —Me dice con cara de mustio que el tío borda el drama. Yo caigo y le pregunto:


—¿A cuánto está Andorra?


—No mucho. ¿Podemos pasar antes de llegar a Toulouse? —Me dice y se le ilumina la cara, Como si recorrer cuatrocientos kilómetros, fuera lo mejor que le podía pasar en la vida al muy inconsciente. 


Sabía que mi Lucero era adicto, pero no imaginaba hasta donde podía llegar por una cafetera. Cambiamos de planes como tres veces y al final nos ponemos en marcha rumbo a Toulouse que pasar por Andorra nos saca hasta del mapa. 

Llegamos a las cuatro de la tarde y los termómetros del Parking Cité de l'espace marcaban treinta y ocho grados a la sombra. Y, son precisamente las sombras las más solicitadas. Encontramos un buen sitio y bajamos la moto para ir al centro de la ciudad.


Sudamos como pollos y nos tenemos que dar un agua antes de salir. Es esos momentos, cuando una piensa: «¿Dónde están el fresquito del sur de Francia? Antes pasabas los pirineos y una se colocaba la rebequita al atardecer. Ahora cruzas los pirineos y te fundes como si estuvieras en el desierto del Sahara.



Nos recorrimos la ciudad durante horas, disfrutando de sus calles y plazas, pero como la orientación no es lo nuestro, nos perdimos a la vuelta y eso que llevábamos mapa. Estuvimos dando vueltas por la ciudad cerca de una hora y lo peor es que todo nos sonaba. Al final, encontramos la moto y conseguimos volver al área. Allí, pasamos una de las noches más calurosas de todo nuestro verano, para que luego digan de España.


A pesar del calor y de perdernos(Tres veces pasamos por debajo del dichoso mapa), la ciudad es preciosa y merece la pena visitarla. Os describiría sus grandes avenidas, sus maravillosos monumentos y hasta el diablo que hay sentado sobre uno de los pilares del puente, pero como una imagen vale más que mil palabras, os dejo algunas fotos, tanto nuestras como de otros para que disfrutéis tanto como nosotros al recordarla.



Creador: George Lawie





16 sept 2023

EL PEINE DE LOS VIENTOS O COMO SOBREVIVIR A UNA RESACA


 

No sé, si es el Karma que me putea o alguna extraña alianza de constelaciones, pero hay cosas que me cuesta asimilar.

Que voy a la playa un maravilloso día de sol, se nubla; que salgo a tomar algo y me pongo mona (no llego a orangután, aunque todo se andará), llueve; y así una tras otra. Aunque debo confesar, que en está ocasión la culpa no fue del karma, fue del txakoli que me bebí la noche anterior.

Sentí la resaca, incluso antes de abrir los ojos. Mi lucero cantaba y a mí ganitas me daban de arrancarme las orejas. No afinaba ni tarareando. La diplofonía de este hombre se multiplica en mi cabeza por la resaca.

A pesar de sentir que el cerebro te va a estallar, no le mandas a cantar a la cumbre de monte Igueldo, no, te levantas con una sonrisa y le dices eso de:

—¡Qué animadillo estás, cariño! Cualquiera diría que no nos acostamos a las tantas…

—Es lo que tiene estar de vacaciones, que me siento nuevo y hace un tiempo perfecto para disfrutar o hacer deporte. Me han dado unas ganitas de salir a correr...

—¡Pues corre hombre, no te cohíbas! Yo te espero en la auto. —Le digo mientras me sujeto la cabeza, para que no explote.

—¡No quiero dejarte sola!

Que tú abres los ojos de par en par, como si no lo pudiera creer, y le dices eso de: —Mi vida, son tus vacaciones, tienes que disfrutarlas a tope. Por mí no te preocupes, que tengo que escribir la novela y no me vendría mal trabajar un par de horas.

—¿Estás segura?

—¡claro, hombre! Y cuando vengas, nos vamos a la playa. —Le digo toda esperanzada, mientras le veo dudar.

—¡No! Vamos a la playa que tú también tienes que disfrutar. Podemos pasear por la Concha, hasta llegar al Peine de los vientos.

Qué tú te miras en el espejo del baño y piensas: «—Como para vientos estoy yo». Pero te limitas a decirle que es una idea maravillosa, mientras intentas hacerte una coleta para sujetar los pelos de loca con los que te has levantado. 

Segundos más tarde, desistes, porque cada vez que intentas meter la maraña de pelo en la goma, las sienes comienzan a latir como si tuvieran vida propia y es justo en esos momentos, cuando una recuerda la razón por la que nunca bebe más de tres copitas de vino.

Fuimos a ver el peine de los vientos, que hace honor a su nombre. Y mi melena lejos de mejorar entra la humedad del mar y el viento, tenía un estilismo que ni los de Llongueras en los ochenta.


Por supuesto, se nublo en cuanto nos tumbamos en la arena, pero la temperatura era agradable y se estaba de maravilla.

A eso de las doce, di fe del cambio climático. Me metí en el agua del tirón y apenas tirité un poco. He pasado veranos enteros, mojándome tan sólo los tobillos, así que, si me pude meter hasta el cuello, es que la cosa está peor de lo que imaginaba.

Pero me quedo con lo bueno y Donostia estaba más bonita que nunca.

6 sept 2023

LA PLUMA DEL ESCORPIÓN

 



https://amzn.eu/d/7LrQGSx

¡Por fin, he publicado mi tercera novela!

La publicación de un libro, es algo similar a un parto (Salvando las distancias). Te pasas nueves meses trabajando día y noche para crear una historia y a sus protagonistas. Un buen día, sientes un fuerte dolor en el pecho, el pánico se apodera de ti y la incertidumbre te carcome. Cuando piensas que no puede ir a peor, abres el libro y te encuentras la primera errata.

https://amzn.eu/d/7LrQGSx

El aire no entra en tus pulmones, el pulso se te dispara y tú, tú te quieres morir. Lo malo, es que no puedes, antes lo tienes que corregir. Porque si alguien lo ve, en vez de fijarse en esa maravillosa historia que has construido, con su trama, su acción, sus chascarrillos y hasta sus víctimas (alguien tiene que morir...). Lo único que verá, es que te faltan tablas y un buen corrector (es lo que tiene la auto publicación, que algo siempre se te escapa).

Aun así, habrán valido la pena las horas frente al ordenador, las noches sin dormir y todos esos momentos que te pierdes por poder escribir. Todo es poco, si lo haces por perseguir un sueño, el sueño de ser escritora.

Tras pintar al óleo la portada, maquetar el libro y publicarlo (Solo me ha faltado imprimirlo).  Ha visto la luz.

La pluma del escorpión, es una trepidante historia de espías. Donde rusos, americanos, chinos y demás, se enfrentan a un misterio que no deja de causar bajas en uno y otro bando.

https://amzn.eu/d/7LrQGSx

Resolverlo les va a llevar a un lugar tan exótico como Villa de Vallecas. Un distrito de Madrid, donde uno de sus barrios, va a ver como su vida cotidiana se ve alterada tras la aparición de un hombre herido mortalmente.

Un encuentro fortuito, coloca a una escritora y a sus amigas, en el punto de mira de un policía incansable que las perseguirá sin descanso. Un parque mortal, unas amigas peculiares y un vecino metomentodo, sacaran de sus casillas a los gobernantes más poderosos.


Espero que os guste.

Se puede encontrar en Amazon: https://amzn.eu/d/7LrQGSx

5 sept 2023

CAMINO A SAN SEBASTÍAN.



Con una salida de vacaciones tan atropellada, Conseguimos llegar a la hora de la cena. Que dada la velocidad crucero que le pone mi Lucero a nuestra casita móvil, es todo un milagro.

Sobre las siete de la tarde, estábamos dando vueltas como una peonza en torno a la universidad de San Sebastián, buscando algún sitio donde pernoctar. No íbamos solos, otras seis o siete autocaravanas tenían el mismo plan y había que estar ojo avizor para que no nos levantaran el sitio.

Como suele ocurrir en verano y más, si es fin de semana, el área de Donostia estaba desbordada y no había forma de encontrar un hueco donde dejar nuestra casita móvil. Tres vueltas más tarde a la universidad (yo apuntito estuve de matricularme). Encontramos un hueco bajo unos árboles. Aunque la noche era fresca, viendo el cambio climático, no está demás buscar una sombra para el día siguiente.

Nos duchamos y pusimos de tiros largos que los de San Sebastián, siempre van muy guapos y bajamos la moto de la autocaravana para ir al centro de la ciudad.

Antes íbamos en bici. Había que ver como corríamos en las bajadas, ni Induráin en sus mejores tiempos. Ahora las subidas, las subidas eran otra cosa. He visto abuelitos con andador en mejor forma que nosotros. La de veces que he subido yo la bici, en vez de subirme la bici a mí.

La culpa no es mía, por no practicar ningún deporte. La culpa es de la gastronomía vasca que va a hacer daño. A ver quién se resiste a una barra llena de colores, olores y sabores actos para todos los públicos. No os lo recomiendo si estáis a dieta, porque allí, el que no peca, es que no está en plenitud de sus facultades.

Todos los años me digo lo mismo: —Odry, con moderación que tienes todo el fin de semana. —Pero no hay manera. Sé que me estoy poniendo gocha, pero sigo probando, hasta que el botón de los pantalones, se dispone a salir disparado. Por si comer no fuera suficiente, una tiene que beber algo para limpiar el paladar y no mezclar sabores y se toma unos, dos o tres txakolis que entran como agua, pero suben como vino.

Al final de la noche, no eres capaz ni de subirte a la cama. Que, en el caso, está muy bien traído porque duermo en las alturas, encima de la zona del conductor. Para llegar, he tenido que practicar la escalada, no os digo más. Lo malo es que cuando bebes demás, te olvidas de la técnica. En más de una ocasión, mi lucero ha estado a puntito de ponerme un arnés de seguridad. Una ya no está para literas, aunque con el precio que tienen las autocaravanas, no me va a quedar otra, que no llega el presupuesto para una integral.


En fin, que me disperso. La ciudad estaba rebosante, literalmente hablando. Entrar en cualquier bar, restaurante o taberna, era una misión imposible, solo acta para los más osados. Y, hay estaba yo, abriendo codos y saludando como si fuera de la casa, para que me fueron dejando hueco, que una está curtida en bares y hay que echarle mucha cara.


Aunque de pie, los pinchos nos supieron a gloria. No sé, la de veces que brinde con mi Lucero. Hasta que el pobre me aclaró que no quería brindar más, que lo único que él necesitaba, era que le sujetara la copa para poder pinchar en el plato. A lo que yo le dije algo decepcionada:

—Ya decía yo, que estamos muy romántico.

—¿Romántico? Más de cien personas en diez metros cuadrados gritando, no dan para tanto, reina.

—Eso es porque no le echas imaginación…

Nos recorrimos todo el paseo marítimo y el puerto, en pos de bajar un poco la cena, Después volvimos a nuestra moto y dimos tres o cuatro vueltas a la ciudad. No por admirar Donostia de noche, que debo reconocer, estaba preciosa, sino porque han cambiado de sentido la mitad de las calles y no hay manera de llegar a la universidad.

Que sería de un viaje sin contratiempos, que no sería Odry, desastrosa y sin remedio.

1 sept 2023

ELECCIONES GENERALES

 

La gente normal, el día que sale de vacaciones, simplemente coge la maleta y se va, pero yo, yo no debo de ser muy normal. 

Lo mío no tiene arreglo, debe ser porque soy Odry, desastrosa y sin remedio.

Cada vez que escucho en las noticias, que podría haber unas segundas elecciones, a mí se me pone el pelo como escarpias y ganitas me dan de salir corriendo.

No es que no me guste ejercer mi derecho al voto, es que la última vez que lo hice, se dieron una serie de catastróficas desdichas que convirtió mi inicio de vacaciones y me derecho al voto en una misión imposible de Tom Cruise, pero con mi Lucero, que tampoco está nada mal.

Os pondré en antecedentes:


Una semana antes de salir, ya teníamos nuestra casita móvil como los chorros del oro, que llevábamos mucho tiempo sin usarla y estaba llenita de polvo. Hasta una arañita había tejido su tela en medio del mini salón.

Eran las seis de la mañana (que diría Juan Luis guerra) Cuando abrí mis ojitos y me puse en marcha. Con todo preparado muy mal se nos tenía que dar para no llegar a Donostia a la hora de comer (ilusa).

Os prometo que solo había que meter cuatro trastos he ir a buscar la autocaravana, pero, cuando nos quisimos dar cuenta, eran cerca de las once.


Qué yo me preguntó a mí misma: «¿Odry, para qué demonios madrugas tanto? —Y me contesto. —Para desayunar». Porque es lo único que consigo hacer en condiciones.


Yo había solicitado el voto por correo, el mismo día en que el presi convoco las elecciones, pero la cosa iba con retraso y yo no iba a perder tres o cuatro días vacaciones por votar. Al fin y al cabo, lo llevo haciendo más de treinta años y ni soy más alta ni más rica ni vendo más libros.

A penas llevábamos cinco kilómetros y me llama mi hija

—¡Mama! ¿Dónde estás?

—Donde voy a estar, camino de Donosti a tomarme unos pinchos. ¿Qué te pasa, que te acabo de dejar?

—Qué está aquí el cartero con tú sobre para votar, que dice que si te das prisa te espera.

Miró a mi lucero y le digo: —Vámonos a casa que está el cartero esperando.


La autocaravana anda, pero no vuela, como mínimo diez minutos.

—Eso es mucho. —Nos contesta la voz de un hombre y mi lucero y      yo, nos quedamos a cuadros.


—¡Perdón! ¿Usted es?

—El cartero. Me ha pasado el teléfono su hija.

¡Hay Dios! Había oído lo mucho que había mejorado el servicio de correos, pero esto, era otro nivel.

—Mucho gusto en conocerle. —Le digo y paso a preguntarle. ¿Por donde reparte usted que le vamos a buscar? Para que no pierda más tiempo hombre.

—Voy a estar por el barrio una hora más o menos.

—Perfecto, Hay alguna forma de localizarlo

—No es lo normal, pero les daré mi teléfono.

Que pensé para mis adentros: «Pobre hombre, llama a mi puerta, pensando que somos gente normal. En cuanto llegue a la oficina pide el traslado.»

MI lucero da la vuelta, yo le llamo en cuanto llegamos al barrio, hombre que nos dice por dónde anda, mi GPS que nos putea, lucero que pone el suyo y diez minutos más tarde, veo cruzando la calle a un señor vestido de amarillo con un carro a juego.

Sin pensármelo dos veces, levanto las dos manos y me pongo a hacer aspavientos, rezando para que sea el cartero y no algún vecino-na daltónica.

—¡Señor! ¡Señor! —Grito como si me fuera la vida en ello y señor que se para en medio de la calzada mirándome como si estuviera majara. Imagino que no debía de haber muchas locas por el barrio llamándolo a gritos, ni siquiera, cuando entregan una multa o un requerimiento de hacienda. Qué hay lo llamaran, pero otras cosas…



Cartero que me entrega la carta, Lucero y yo que corremos a la oficina de correos que está en la otra punta de villa de Vallecas. Pasamos dos mítines, tres súper mercados y millón de tiendas y cuando llegamos está cerrada por que era sábado.

Que me preguntaba yo; «¿Quién será el lumbreras que refuerza la plantilla y cierra las oficinas?»

Con el voto y el disgusto, nos ponemos de nuevo en carretera, rumbo a nuestra amada Donostia, que ya votaremos allí el lunes siguiente.

Cuando miramos el reloj, ya pasaban de la una y no habíamos salido de Madrid.

¡Menos mal, que este año lo teníamos todo preparado, si no, me quedo sin vacaciones! Pero votar, voté en todos los sentidos…





Mi agradecimiento publicdomainvectors.org y Vector, por dejarme usar sus imagenes.





JUICIO LEVE DE FALTAS

  VECTOR PORTAL Como ya os conté, Manuela tuvo un brote y, en plan chungo, me dejo claro que no era su vecina favorita y que, en cuanto me d...