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Las Navidades están llegando a su fin, aun así, todavía
queda por padecer el roscón y los reyes magos, y como final apoteósico a tanta
locura, las rebajas.
En Nochevieja fui a ver a mis tíos que andaban con la gripe
(soy una temeraria, sin vacuna, ni nada) y entre copita de vino y tapita de
queso, mi tía va y me dice:
-
Yo este año he congelado las uvas.
-
¿Y eso?
-
Me las trajeron este verano sin pepitas y me
dijeron que las congelara, que se pueden comer así.
-
¿Congeladas? ¿No estarán duras?
-
No, yo probé una, por si tenía que comprar y
están buenísimas.
Mire a mi prima y le dije:
-
Tú sabes que este año no te comes las uvas
¿verdad?
-
Pues eso me estoy temiendo.
-
¡Vaya dos! Os voy a sacar las uvas para que las
probéis –Y toda dispuesta nos saca un taper, lleno de canicas de un verde
matizado.
-
¡Probar, veréis como están divinas!
Según nos la metimos en la boca y notamos el frío helado.
Broto una carcajada espontanea, que termino en un ataque de risa incontrolado.
La uva era un polo y no había manera de hincarla el diente,
los dientes se volvían hipersensibles ante el hielo y por el cuerpo te recorría
un escalofrío que te paralizaba.
Mi tía, ignoraba todos nuestros gestos, risas y tacos, ante
tanta sensación desagradable y toda una valiente, volvía a comerse otra uva
congelada, como si a ella no la afectara.
Y yo entre lágrimas, he improperios varios acertaba a decir:
-
¡Tía! Tú tienes dentadura postiza ¿No?
-
Llevo algún puente ¿por?
-
Pues estás masticando por el. No me explico como
puedes comer este polo, sin que la sensibilidad dental, te ponga los pelos como
escarpias.
-
Yo voy a ir sacando las mías, que no le veo
futuro a las campanada.
-
¡Como sois! Si están estupendas.
-
Para atragantarte y morir por ahogamiento con la
canica del infierno.
-
Yo pienso comérmelas así. -Decía toda digna.
-
Pues prima, pon el video a gravar que esto va a
ser trending topic.
Sentí en el alma que no quisieran venir a casa a cenar, con
sus uvas congeladitas. El espectáculo estaba asegurado, entre mi madre y sus
prisas. Todos los años las cenas y comidas navideñas, se convierten en una
gincana, en la que mi madre es más rápida poniendo y quitando platos, que
nosotros intentando ingerir su contenido, da igual el número de invitados ¡Qué
velocidad! Ríete tú de Usain Bolt. Hay veces que damos las pinchadas en el
aire, todo un ejercicio de equilibrio y contorsionismo, para no terminar
embadurnados de sustancias varias. Sólo hubiera faltado este año, las uvas
congeladas, junto con el cava calentito, al igual que el vino blanco, que mi
madre, por alguna razón que desconocemos, se ha empeñado en no meter a enfriar
en la nevera.
En fin, terminadas las fiestas, yo empiezo a ser persona,
mientras la vida continua un año más, con todos los buenos propósitos, que
todos sabemos que no vamos a cumplir, pero que nos hace una ilusión tremenda
planearlos.
Besotes para todos en este 2018 que está por descubrir.
jajaja hola odry mi niña que risa con lo de las uvas congeladas ya llegan los reyes magos asi que seguro te colmaran de regalos que te lo mereces jajaja sabes mi niña he cerrado embrujo por un tiempo me fui de todo por eso no he podido venir, asi que embrujo abrirá sus puertas cuando un moscadon ya se vaya que me ha dado una lata a ver si asi le alejo mi niña no me elimines de embrujo vale , este nuevo blog seguirá abierto cuando abra embrujo asi que te espero y que te deseo que el año nuevo sea mejor incluso que el que ha salido un muasckkkkkkkkkkk
ResponderEliminarFeliz año.
ResponderEliminarA mi churumbel le dio por meter uvas congeladas en las copas de capa porque así hacía más espuma.
holaa odry mi niña paso a dejarte un saludito jjaja besitosssssss
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