Unos rayos de sol son suficiente para congregar a esta mi Comunidad. Con lo cual imaginar lo que da de sí un verano entero, salimos cual hormiguitas y nos adueñamos de los banquitos, donde nos empeñamos en arreglar el mundo y nuestras maltrechas economías. Discutimos de mil temas diferentes, por que otra cosa no, pero variación no nos falta. La semana pasada toco ciclismo.
No, no os llaméis a errores, nosotras el único deporte que prácticos asiduamente es el de levantamiento de cerveza, fresquita si puede ser y pincho a la aceituna, este ultimo deporte de riesgo, si tiene lugar después de beber varias cervecitas seguidas, no digo más. Sin olvidar un músculo fundamental “la lengua”, tan necesaria para lo que viene siendo la comunicación, pasamos la tarde y de paso nos ahorramos un dineral en terapias y psicólogos.
Nuestra Presi se compro una bici, el fin era bueno, compartir tiempo con su vástago y además hacer deporte, pero la pobre se dejo asesorar por el personal especializado de la tienda, de esos que te dicen:
- ¡Le va que ni pintada! por tamaño, esta es su talla.
Y tú le miras, como diciendo si necesito una escalera para llegar al sillín, pero te dejas asesorar
Que no es que no sepan lo que hacen, pero ¿por que los hombres se empeñan en que los pies no nos lleguen al suelo?, nosotras necesitamos estabilidad y por tanto una vez que terminas de pedalear. Lo que queremos es poder apoyarlos y no dejarnos los dientes en el asfalto.
En fin que ella pensó al igual que lo hacemos todas, “En cuanto llegue a casa bajo el sillín”
Y es ahí donde comenzaron sus males, el sillín baja 3 cm., distancia insuficiente para que los pies lleguen con seguridad al suelo, aún así arriesgo e hizo una primera incursión en el mundo del ciclismo.
El primer paso era saber si podría mantener el equilibrio y lo consiguió.
El segundo era si era capaz de pedalear y cambiar de marchas y lo consiguió.
El tercero era hacerlo asiduamente y es justito en este punto donde comenzó su desdén.
Los sillines de bici son el mejor anticonceptivo que conozco, una tarde de paseo y una semana de dolor, garantizado. Así no es de extrañar que la de cuenca diga eso de:
- El deporte es nocivo para la salud, no hay deporte que no produzca desgaste en huesos, lesiones y además es agotador, para mí que no es bueno sudar tanto.
Nuestra ilustre Presidenta, tuvo a bien contarnos con detalle, como sus zonas más nobles sufrieron las secuelas de la que se convirtió en su arma de tortura y eso que a veces hasta vibraba. Aunque prefiero no detallar, no vaya a ser que me suba la cuota
de la comunidad por indiscreta.
Solo que imaginar a nuestra Presi decirle a su maridín el taxista eso de:
- Nene esto no es lo que parece.
Fue razón suficiente para el cachondeo.
Entre las soluciones propuestas por las allí presentes (ninguna tenemos ni pajolera idea del mundo del ciclismo), iban desde un sillín de gel (yo lo tengo y no garantiza nada) pasando por todo tipo de utensilios validos para la zona, para terminar en un pañal gigante, que junto con las mayas, sería lo más cercano a los pitufos en versión blanco y negro, antiestético sí, pero menos doloroso.
En fin que sin ánimo de molestar, me da la sensación que mi querida presidenta, va a dejar el deporte para mejor ocasión y buscará algún otro tipo de actividad para compartir con su querubín.