Nada más entrar en el gym, a mi pobre hermana
le cambio el gesto, la muchedumbre era tal, que se parecía más a esas
manifestaciones de cercar el congreso (Esas en las que las autoridades dicen
que solo son unos miles, aunque no se pueda mover ni una hormiga, que digo yo, estos
no saben contar y lo que es peor lo deben contar todo igual, así va nuestra
deuda), yo al ver a unas pasar, le dije:
-
Nena ya sacamos el carné otro día, pero no me
pierdo mi clase de GAP.
-
Pues vamos a los vestuarios, corre. – ahí, la
pobre aún estaba ilusionada.
Pero fue entrar en el vestuario y casi le da
un patatús al asomarnos a las duchas, no tenían puerta, y entre ducha y ducha
aparece una mujer desnuda gritando.
- ¡Coñó, que fría sale el agua!
- Hombre Dalila, no te conocía, así en
porreta pica – Le dije yo a la vecina.
- ¡Valla tu también has picado!
- Nena ya sabes que la palabra oferta me
pierde.
- Pues creo que se ha apuntado todo el
barrio.
Desapareció en otra ducha para probar suerte
con el agüita y mi hermana sería y con la tez más oscurita de lo habitual, me
dijo muy despacio:
-
Me niego a que todo el vecindario me vea el
potorro.
-
Nena, si no es para tanto, mira el lado
positivo son de confianza.
-
¿Confiar? Si son las mismas con las que te
pasas el día de cotilleo, desplumando a diestro y siniestro.
-
Pero nunca delante de la afectada, para que
veas que somos discretas.
-
Creo que me voy a borrar.
La clase no mejoró la opinión de mi flamante
hermana, y es que la pobre profe,
en un
intento de hacerlo maravillosamente bien, se empeñó en corregirnos una por una.
Que desde ya, digo que no tenemos arreglo, al menos a corto plazo, y es que no
creo que sea la única que no ha ido nunca a un gimnasio.
Mi
pobre hermana había cambiado los cuerpazos de su gimnasio chick, por los
cuerpos de los vecinos, que además de muy vistos, lucen con orgullo la
barriguita cervecera, y mientras ella lloraba por los rincones la falta total
de músculo luciente, yo estaba como pez en el agua, saludando a diestro y
siniestro, lo que la producía más llanto.
En un intento de levantarla la moral, la
convencí de hacer cinta y correr un poco, lo vi la mejor opción, ya que daba a
la pared y se veía la calle a través de unos maravillosos y enormes ventanales,
con la esperanza de que se desfogaba y no me asesinaba en el camino de vuelta,
pero claro este es mi blog y a mi no me pasa nada normal, enfrentito mismo una
obra y cuatro o cinco albañiles, piti en mano observándonos sudar la gota gorda.
No voy a negar que me preocupó el color rojo
fuego de su cara, que además no era achacable a la carrera, ya que ella sólo
andaba:
-
Pero no decían que el sector de la construcción
ha caído en picado, tienen que poner el puñetero gym enfrente de la única obra
que debe quedar funcionando en este país.
-
Mujer, si ya está muy adelanta, en dos días
la terminan.
-
Sólo esta la estructura, dirás dos años.
Fue en ese momento, cuando mire hacía atrás y
el terror se apoderó de mí. Dos hombres cámara en mano se disponían a grabarnos.
Mi hermana que me vio, miró y salió espantada cual gacela de la 2, perseguida
por león. Yo lenta en reflejos, que le duplicó la edad, no me quedo otra que
correr, como si lo hubiera hecho toda la vida y deseando que el reportaje no
saliera en ningún sitio, o al menos no la parte en la que yo corría, lengua
afuera, por falta de Oxigeno en sangre, más roja que los coloretes de la Heidi
y con los ojos en blanco, a puntito mismo del colapso.
Una vez se movieron, para grabar a otra, baje
tan deprisa que casi me desmorono viva.
Mi hermana se hecho a reír y yo indignada le
dije:
-
Que bruja eres, me has abandonado.
-
Como que yo voy a salir en la tele, de esta
guisa. – Lo dijo mientras me señalaba mi camiseta.
Debo reconocer que el modelito, no había sido
mi mejor elección, yo que iba a darlo todo en el gym, me planté una camiseta
vieja de mi lucero 4 tallas más grandes y unas mallas, lo bueno era que me
tapaban el culo, lo malo es que parecían unos faldones, era difícil distinguir
si era una mujer o un monaguillo.
CONCLUSIONES.
A mi hermana se le pasó el cabreo a mi costa,
pues todavía sigue riéndose de mí, al día siguiente me dijo que después de pilates ella vendría, que la apuntara a Ciclo y que la esperara allí, nunca llego y casi muero en la bici.
Yo llevo dos semanas sin ver la tele, más que
nada por si me veo.
Ahora voy maquillada al gym y con una
conjuntito la más de fashion, pero no he vuelto a ver una cámara, ni siquiera
los de la obra se asoman.
Mi hermana no ha vuelto a gym.