https://vectorportal.com/es |
Superada la gripe y viendo que mi vida sigue siendo un
auténtico caos. Hay veces en las que miro al cielo y me pregunto: ¿Por qué a
mí?
La verdad es que nadie me contesta y si lo hicieran,
lo más probable es que me diera un parraque.
¿A qué viene este repentino optimismo? (Es una
pregunta irónica)
https://vectorportal.com/es |
Una pasada de frenada, la obligo a tener que dejarnos por
un tiempo, tiempo en el que su encantador exmarido ocupo su lugar en el
vecindario. La tranquilidad y el descanso inundó nuestras vidas, y pensamos
que, aquello, podía ser lo más parecido al paraíso.
https://vectorportal.com/es |
Pero, parece que las personas buenas, son requeridas
antes para irse, haya a donde sea que van las almas cuando abandonan nuestro
mundo. Diez años más tarde de que nos dejara, con piel de cordero y aspecto ausente,
Manuela se incorporó de nuevo a nuestro día a día.
Algunas como yo, pensamos que había cambiado y que
merecía una oportunidad. Nos equivocamos. Poco a poco, comenzó a mostrarse tal
y como la conocimos años atrás, y ahora vuelve a estar desatada. Solo espero,
que en esta etapa nos ahorremos los striptis. Aquel tanga rojo y sus socorridos
pechos eran usados como arma arrojadiza contra hombres, mujeres, he incluso
ancianos. Nunca entendimos, que daño pretendía hacer con semejantes
exhibiciones. Puede que la primera vez nos sorprendiera su perversa moral, pero
con los años, nos acostumbrados y al final, podías ver a Manuela perseguir a la gente en ropa interior y ni inmutarte. Eso sí, mas me vale entrenar que la jodía, además de mala leche, mira que es rápida.
https://vectorportal.com/es |
También espero que cueste menos detenerla. Había que
ver, la desesperación de aquellos fornidos policías que ya no sabían ni de
dónde cogerla para meterla en el coche patrulla. Hasta siete llegamos a
contabilizar en sus buenos momentos.
Algún súper poder tenía que tener, porque una mujer de apenas metro cincuenta y cinco, que no llegara a los cincuenta kilos, repartía que daba gusto.
Ahora, algo más desmejorada (al menos físicamente), la ha vuelto a tomar
conmigo y tras unos meses de gritarme desde el otro lado del patio,
ayer vino a amenazarme.
Que pensé para mis adentros: —¡Ésta, está desentrenada! Para que llama, si no quiere que abra. Claro, que si me avisa de que me va a matar, tampoco iba a ser tan tonta como para abrirla.
Cuando terminó de desahogarse, no me quedó otra que poner una
denuncia. La primera vez en mi vida y sin salir de casa. ¿Es o no es de récord?
El policía me preguntó, ¿si pensaba que realmente
podría ejecutar sus amenazas? o ¿era algo que solía decir y luego quedaba en
aguas de borrajas?
Por la noche debieron informarle de la denuncia,
porque mi amiga me dijo que, a eso de las nueve, andaba dando gritos jardín
para arriba, jardín para abajo.
Aunque, después de imaginarme esa conversación entre el policía y Manuela, me he quedado más tranquila:
—Mi vecina me acosa.
—¿Cómo lo hace? ¿Qué le dice?
—Nada, no responde cuando la insulto o amenazo ¿Se lo
puede usted creer?
—No, pero sigamos. ¿La llama por teléfono? ¿Le manda
mensajes? ¿Cartas?
—Ni uno, me tiene bloqueada.
—¿La persigue, va a su casa?
—¡Ni que se le ocurra!
—¿Seguro que le acosa?
—¡Sí! Tiene fijación conmigo.
Bromas aparte, a Manuela no hay que menospreciarla,
puede que le falte algún tornillo, quizás todos. Pero se conoce los juzgados y la ley como la palma de su mano y eso, eso siempre resulta una desventaja para una
novata como yo.
En fin, Manuela ha vuelto a tocar el bombo y como
diría mi abuela: —¡Qué Dios nos pille confesaos!
Vaya. Siento mucho tu problema. Deberíais denunciarla todos juntos. Un beso
ResponderEliminarEs una situación complicada y aunque intento sacar mi lado más irónico, se que todos mis vecinos están dispuestos a apoyar en caso necesario.
EliminarMil gracias.
Si no es un relato, una historia creada como texto literario, entonces tienes un problema, estas personas no paran, su obsesión es molestar para no sentirse solas. graba cualquier amenaza, y guarda las notas que te deje en la puerta. Un abrazuco
ResponderEliminarLo sé tesoro y para mi desgracia no es una historia inventada. Llevas razón en todo lo que me has aconsejado, en mi comunidad, todos los hacemos. Ya pasamos por este infierno y cuando la condenaron fue un descanso. Contarlo de forma irónica es mi manera de intentar superarlo.
ResponderEliminarUn besote enorme.