Erase unos ojos a unas gafas pegados, que escribiría Quevedo.
Yo nací con gafas y no, no es una exageración de las mías. A los veinte días de nacer, cuando los bebes comienzan a fijar la mirada. Mi pediatra observó que mi mirada andaba algo distraída. Como era pronto para diagnosticarme, dejó pasar un par de meses. Tiempo suficiente como para que aquel despiporre de mirada no pasaba inadvertido ni para mi santa madre. Que veía como su querubín, era capaz de mirar a la misma vez a papá y a mamá, pero de forma independiente. Para que luego digan que de niña no era mañosa.
Me
operaron a los cuatro años en un hospital privado. La seguridad social les daba
largas y a mi madre le dijeron que, pasados los cinco años, tenía pocas
posibilidades de arreglarlo. Pagar aquella operación, a mi madre le costó el sueño y mi padre un riñón, (más bien fue un cólico nefreitico, pero le viene que ni pintado a la situación) a mi me dejo bien, pero con los años se escacharró y me tuvieron que operar otra vez.
Ya podéis
imaginaros el disgusto de mi madre, cuando en plena adolescencia, yo decidí
quitarme las gafas por coquetería. Algo que, lejos de empeorar mi visión y
contra todo pronóstico, resulta que la fue mejorando
Según me iban graduado las gafas que no me ponía, me iban quitando dioptrías.
Hace unos meses, fui a renovarme el carnet de conducir, aunque no conduzco. El médico que me hizo la revisión, decidió quitar del carnet la letra que avisa de que no puedes conducir sin gafas.
Yo no me lo podía creer, estaba
pletórica. Hasta que me puso un papel para
que lo firmara y yo no veía la letra ni aunque lo alejara.
«Presbicia». Pensé y me
dio un bajón. Oficialmente, me estoy haciendo mayor, aunque no os voy a engañar, desde que me mi hijo me hizo abuela, alguna pista al respecto tenía.
Me límite
a disimular que lo leía y firmé cruzando los dedos y sin decir nada. A día de hoy, no
sé, si era un consentimiento, un cheque en blanco o una letra a tres meses. Yo mientras
no reciba nada…
Paradojas
de la vida, el día que me quitan las gafas de lejos. Me doy cuenta que necesito
lentes para ver de cerca.
Y así pasan
los días de mi desastrosa vida, el caso es tocar las narices o en mi caso,
apoyarse en ellas. Porque mira que son grandes las puñeteras. Aunque mucho me
temo, que estás, estás no menguan ni ciega. Que me han dicho que con la edad
crecen.
Paciencia, llevo años usando gafas hasta he tenido glaucoma, luego era falso, he intentado en varias ocasiones usar lentillas un fracaso así que llevo gafas siempre, a veces hasta en la ducha, pero no deja de ser un incordio. Un abrazo
ResponderEliminarYo tengo de todo, miopía, hipermetropía y astigmatismo. Un beso
ResponderEliminarYa también estaba diagnosticada de hipermetropía y astigmatismo, además de ser estravica, pero me han quitado las gafas por que veo fenomenal de lejos, ahora de cerca...
EliminarUn besote.
La miopía es mi signo.
ResponderEliminarY a pesar de haberme operado, todavía me acompañan sus síntomas.
Saludos,
J.
Ya lo siento, pensaba que esas operaciones daban buenos resultados, incluso creo que las hay para previcia, pero si no funcionan, ni lo intento.
EliminarUn saludo.
Hola Odry.
ResponderEliminarPaso para desearte un buen comienzo de mes de abril e inicio de semana. Después de la Semana Santa. Volvemos a la rutina con más calma.
Un abrazo enorme.
Mónica
Perdón por el retraso, voy fatal. Espero que hayas disfrutado mucho y que a partir de hoy, pueda tener más tiempo para interactuar.
EliminarUn abrazote