Hacer la compra de la semana es un rollo, algunas veces voy con mi hermana y la verdad es que no se porque a nuestro alrededor termina reinando el caos, pero si además se apunta mi madre, la cosa promete.
Jueves por la tarde. Suena el teléfono.
- Odry
- Hola bicho, ¿Qué te pasa hoy?
- Nada, que me ha dicho mama que si te vienes a la compra.
- ¿Quién nos lleva?
- Pues yo, ¿Quién va a ser?
- Mejor por que si nos lleva papa, no tenemos garantizada la vuelta.
- Ni la llegada, si al supermercado le sigue llamando el Metadona (se llama Mercadona, para los de fuera).
- Y tú que te puedes librar, de estos rollos, ya tienes ganas.
- Pues si que las tengo, por que todavía no entiendo como te dejan entrar en la tienda.
- Lo de la última vez no fue por mi culpa.
- Eso díselo al pobre que se baño en cava cuando se cayo la botella de la cinta.
- Y dale, ¿Qué fue el? Al quitar todos lo productos de alrededor.
- Si no hubieras hecho una montaña, a punto de derrumbar, no se le hubiera caído todo en cima.
- Bueno corramos un tupido velo, ¿A qué hora?
- En cuanto me ponga el Burka, que no quiero que me reconozcan.
- ¡Jolín como eres! Si se te saltaron hasta las lágrimas de tanto reír.
- Es que nena, no parabas, cuando intentabas secarle con dos clinex arrugaos, que a saber para que los habías usado, al pobre se le saltaban los ojos y en el intento por evitarte tiro dos botes más de cristal, que el de atún en aceite hizo estragos, la encargada termino empotrada en el carrito de la señora de enfrente y la de la limpieza se sentó en la fregona y….
- ¡Para! Eso no fue culpa mía.
- Nooo, pero desde entonces vas al supermercado del parque.
- ¡Por que me pilla más cerca!
- Si están a la misma distancia.
- Que ganitas de tocar las narices, creo que me voy a saltar lo de la compra está semana.
- Pues eso díselo a tus bestias pardas, que comen como limas, venga que hace un mucho que no me rió, quedamos a las 4:30.
En mi favor debo decir que las cosas no son como las cuenta mi hermana, todo fue un cúmulo de circunstancias que no tenían que ver conmigo.
La compra iba estupendamente, cuando ocurrió lo inevitable.
Mi madre intentaba llegar a las salchichas en la estantería de arriba (que ya son ganas, tal y como tiene el colesterol) llevaba en la otra mano un montón de cosas, mira que es avariciosa la mujer y eso que tenía el carro al lado, de repente y sin previo aviso, nos grita.
- Nenas.
- ¿Qué quieres mama? – Le responde mi hermana.
- Sujétame la falda, que se me cae.
Y fue mirarla y no para de reír, allí estaba mi madre, sujetando la falda con los codos, a puntito de perderla, con las manos llenas de productos y exhibiendo sus bragaza blancas y su barriga.
- ¿Pero estáis tontas? ¿qué me echéis una mano?
- ¡Que voy, que voy! – Le dije a duras penas mientras el rimel se me corría por los lagrimones que apenas me dejaban ver.
Al correr sin soltar la cesta, el brazo de gitano relleno de chocolate, se escurrió de la cestita y aterrizo en el suelo.
Mi hermana, que venía detrás corriendo se resbalo con el brazo gitano relleno de chocolate y se sentó encima.
Mi madre nos miraba incrédula, por no hablar de la chica que despacha la carne, que entre risas llamaba por el walkie-talkie al servicio de limpieza, e intentaba levantar a mi hermana, que con la risa no era capaz.
Mi madre seguía con la falta a puntito de perderla, y yo que no sabía si sujetar la falda a mi madre o levantar a mi hermana o salir corriendo, como si nos las conociera, aunque me llamaran por mi nombre las dos.
En fin que ayude a mi madre a poner la falda en su sitio, mientras le decía.
- Te voy a regalar unos tirantes, por que vaya la que has liado.
Luego me ocupe de mi hermana, que al verme sacar los clinex arrugaos para limpiarla, me dijo que me los metiera en salvase la parte y que no volvía a venir con nosotras a hacer la compra, por que aunque se reía de lo lindo, veía como peligraba su integridad física.
Lo peor de todo es que ya no hay más supermercados en los alrededores y tendré que volver a alguno de los dos, he pensado en cortarme el pelo o teñírmelo, por que, lo de las gafas de sol en invierno da un poco el cante y como creo que se han quedado con mi cara, no se como pasar inadvertida, así que acepto sugerencias.