Como ya os comente en el anterior post, he encontrado la solución a un dilema que desde hace un par de años me traía loca. ¡Vale! Mi locura es congénita, sólo hay que conocer a mis progenitores. Aunque en este caso mucho más loca, para que me vayáis entendiendo (sólo espero que a mi padre y madre no les de por leerme, si no creo que me van a desheredar después eso sí de darme un par de collejas).
En fin a lo que iba, hace un par de meses (si voy con retraso, pero es que las vacaciones me pillaron por sorpresa y la obra a estado a punto de acabar conmigo) estaba yo comiendo, mientras veía el telediario, que ya son ganas de atragantarse una tal y como están las cosas, pero bueno hay días que una se encuentra con fuerzas y se lanza, hay, a lo loco.
Algo llamo mi atención y me fije en la pantalla.
El tenedor calló de mis manos (Menos mal que no era sopa) Los ojos se me salían de las orbitas, la boca se quedo tan abierta, que apuesto a que hasta babeaba y todo.
Estaba allí, delante de mis ojos el enano que durante tanto tiempo había conseguido intrigarnos, no sólo a mis vecinas, incluso a mis primas Ra y Nere, que cuando les conté el caso, me aseguraron haberlo visto.
Salte de la silla, mire con más atención. Era él, no cabía duda y que yo era idiota, pero de remate, tampoco.
Definitivamente el misterio es mucho mejor que la cruda realidad.
Cruda, por que a una se le queda una cara de imbécil viendo como cualquier mindundi de tres al cuarto, con cuatro frases apropiadas, puede despertar la curiosidad de todo aquel que le escuche, y lo peor llegar a creer en un montón de paparrachadas que ni existen, para conseguir su momento de gloria, eso sí con malas artes.
Pero eso no era lo peor, lo peor es que pude ser una de sus victimas, junto con súper Be y su prima, por no hablar de las mías.
Según iba oyendo la noticia, todo iba encajando como un puzzle compacto, sin taras, pero claro es mucho más fácil cuando tienes todos los datos.
En los siguientes días leí la prensa y escuche las noticias, cuanto más contaban del tema más alivio sentía, por no haberlo vuelto a ver.
El cara dura, se acercaba a las mujeres ofreciéndoles apoyo, como si supiera que no lo estaban pasando bien y aprovechaba para engatusarlas, para que confiaran en el, una vez ganada la confianza, las drogaba y las violaba.
¡Un violador! nuestro misterioso enano era un violador, de pacotilla, que además por lo visto hacía de striper.
A los que les este dando el ataque de risa, por no tener yo, el típico físico estupendo, les diré que las bajitas, poquita cosa, con muchos años, podemos parecer a veces sexy, al menos para los enanos violadores.
Conclusión, no habléis con desconocidos, sobre todo si os ofrecen caramelos.