10 mar 2020

EL HAMMAM



El día estaba resultando de lo más completo y por si no tuviéramos suficiente. Sole y David, animados por el grupo (estos se apuntan a un bombardeo) tuvieron la brillante idea de visitar un Hammam, pero no el típico Haman para turistas, no. Ellos buscaron uno autóctono, sin lujos, compartiendo baño con la gente de la zona. Tal era la cosa, que cuando lo estábamos buscando, casi nos lo pasamos de largo. Lo encontramos en una modesta calle de adobe rojizo y con una puerta pequeña que daba a un conjunto de estancias que iban siendo más grandes, cuanto más al fondo llegábamos. Nosotros queríamos vivir la experiencia, desde la cotidianidad de sus habitantes y vamos que si la vivimos.


Habíamos ido dando un paseo a por nuestros bañadores y toallas. Debo reconocer, que no tenía ni idea de en qué consistía exactamente un Hammam y como una tiene una imagen. Aunque a estas alturas ande algo distorsionada, debe ser la presbicia, que no yo. Decidí en un momento de enajenación mental transitoria, colocarme un triquini verde para la ocasión.


Resultado de imagen de mujer sudando
¿En qué momento pensé que era el mejor atuendo para recibir una buena exfoliación, acompañada de un baño y masaje? La respuesta era evidente, en ninguno “No pensé”. Le echaría la culpa al alcohol, pero dado que sólo bebí agua, lo único que me queda es el cordero de la comida. A saber, con que lo habían condimentado.

Resultado de imagen de el hammam marroquíUna vez en el pequeño Hammam. David negoció el precio y nos propuso écharle un vistazo al lugar. A simple vista podía ser una carnicería o unos baños públicos, tenía el mismo azulejo sencillo en blanco mate cuadrado de ambos, lo que confundía un poco, también es cierto que yo soy muy impresionable y dada a la tragicomedia.

Resultado de imagen de mujer desnuda

Aparecieron dos mujeres una de ellas con camisetas a rayas y pantalón pirata de complexión fuerte, la segunda, vestía toda de negro camiseta y pantalón, algo más menudita. Las seguimos con cierta curiosidad y sin entender ni una palabra de lo que nos decía. Llegamos a la conclusión que, observando el sitio y las cestas que nos ofrecían, debíamos quedarnos en paños menores, fue todo un alivio ver que íbamos bien encaminadas. No hay que olvidar que este, es un país con cierto recato.


Resultado de imagen de en bragas
La mujer de camiseta a rayas, comenzó a desnudarse, quedándose en bragas y por un instante aquel lugar tomó diferentes connotaciones, si no fuera porque las bragas eran idénticas a las de mi santa madre. Totalmente actas como paracaídas en caso de emergencia.

Pensé de todo, mientras la mujer nos guiaba hacía el final de aquel lugar. Menos en la trata de blancas. Para eso, no estoy en edad. Llegamos a una sala del Haman menos iluminada que el resto, La mujer abrió los grifos y comenzó a llenar unos cubos. Nosotras nos mirábamos como si esperáramos algo y ella nos miraba, como si no fuéramos las aventajadas del local, por decirlo finamente.

Resultado de imagen de fiesta del aguaAl ver el panorama, la mujer pasó a la acción y cogiendo unos cazos, nos comenzó a regar cual margaritas en primavera. Sin contemplaciones, tan cual lo hacía mi abuela. Con una energía que me decía yo para mis adentros, “¡Si nos tira así el agua! ¿Cómo exfoliará está mujer? No os creáis, que no me dieron ganas de salir corriendo, pero el suelo resbalaba cosa fina y me hubiera escorromoñao en la primera curva.

Una vez limpitas y sin secarnos, casi se agradecía dado los cuarenta grados que debíamos tener allí dentro. No sentamos en espera de que comenzara el espectáculo, nos iba cogiendo una por una y tumbándonos en una especie de camilla de obra con un azulejo que resbalaba que para que te cuento, comenzó el ritual. Alguna tuvo que sujetarse para no salir disparada cual misil. La sangre no llego al río, pero no por que la mujer no exfoliara con fuerza, la jodia.

Resultado de imagen de mujer desnuda
La temperatura iba en aumento y el sudor se confundía con la humedad de nuestros cuerpos, sólo podíamos aliviarnos de una manera, regándonos con más agua fresquica. No seáis mal pensados. Una vez embadurnadas de aquel jabón de argán, nos sentaba en una silla y con un cepillo que todas compartimos. Cualquiera ponía una hoja de reclamación, nos peinaba y lavaba el pelo a la antigua usanza, con unos meneos, que de haber sido de pelo frágil, ahora estaría calva. Mientras, el resto se quedaban esperando quietecitas y como mucho, de vez en cuando cogíamos el cazo y nos regábamos un poco, para bajar la temperatura.


Resultado de imagen de suave
La mujer pasaba aquel guate de lija por todos los recovecos de mi cuerpo, incluso los más sensibles. Y no, no disminuía la presión, creo que mis zonas erógenas no volverán a ser las mismas. Y yo preocupada por el PH del gel de baño, “infeliz”. Por si no fuera suficiente, de la piel salían pelotillas como si fuera un criadero de champiñones, no me quedó una célula muerta en el cuerpo, creo que viva tampoco, pero salí de un suave que ni “Mimosin”.

Entre cubazos, cachondeo y unos masajes que llegaban mucho más allá de las capas más profundas de la piel, se nos pasó media tarde. Salimos deshidratadas. Tomás nos esperaba con más paciencia que el santo Jo, apoyado en un saliente de la pared. Para avisarnos, que los chicos lejos de haber tenido suficiente con su aventura en el Haman, se habían ido al barbero.




Resultado de imagen de cary grantNo tardamos en encontrarlos, estaban esplendidos, afetaditos y muy guapos, mi chico, cada día se parece más a Cary Gran, creo que después de treinta y tres años juntos, parece que he acertado y eso que no se cortó el pelo, que tampoco le hubiera venido nada mal, ya que los rizos le tapan los ojos y mi Cary, siempre fue muy bien peinao.

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