16 feb 2017

DE VANNES A AURAY

              
       Cuando comenzamos nuestro viaje, nos dimos cuenta de como  han cambiado las cosas, en el tema de la seguridad, años llevamos pasando por Francia, para recorrer ciudades y países de Europa y nunca habíamos vista nada igual.

        No había centro comercial que no tuviera seguridad revisando bolsos y mochilas o militares patrullando por los pueblos turísticos (incluso los más pequeños) y como no, en las ciudades, armados y con el dedo en el gatillo, la verdad es que al principio te acojonas un poco, sobre todo yo, con la suerte que tengo, entre la alergia (todo el día estornudando) y lo patosa que soy, se me cae una lata o me sale un ¡achis! y me llevo un tiro de Rambo. Bromas a parte, aunque ponían cara de pocos amigos, (ellos estaban metidos en su papel) no molestaban a nadie, sólo observaban y terminó convirtiéndose en algo familiar, aunque es inevitable sentir algo de tristeza, por saber que hay una amenaza constante, a gente que vive tranquila su día a día.
           

      Siguiendo con nuestra ruta llegamos a Vannes (Puerto del golfo de Mornihan) un lugar mágico.
                     
    Yo pensaba que no se podía superar la belleza de lo ya visitado, me equivocaba y de que manera, si un pueblo es bonito el siguiente más, esta ciudad medieval es un sueño, tanto por sus murallas y su centro, como por su historia. La ciudad fue fundada por los romanos tras su victoria sobre los vénetos en el 56 aC. Por el ejército de Julio César.


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      Accedimos por un puente de piedra, la muralla estaba rodeada por unos jardines preciosos, llenos de flores, todo muy Disney, pero es que cruzas el arco de la puerta y te encuentras unas casas medievales con sus estructuras en madera de diferentes colores que hacen la delicia de propios y extrañas.     




      Después de embriagarnos de tanta historia y belleza, terminamos la tarde paseando por el puerto, contemplando un atardecer que invitaba al más puro romanticismo. Yo casi me escoño viva por mirar alelaita el paisaje y no ver el escalón gigante que bajaba a la zona más cercana a los barcos.

      
      Los días vuelan cuando estas de vacaciones y todavía nos quedaba mucho por ver, cuando llegamos a Auray, debo decir que no me pareció para tanto, pero claro es que el área de autocaravanas, estaba algo alejado del casco histórico.
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   Con el plano en la mano y empeñada en superar a Dora la Exploradora, termine metiéndome en una residencia de ancianos, en vez de bajar hacía el puente que cruza el río y te lleva al casco antiguo, pero que sería un viaje sin mis Jaimitadas.



  

      En lo alto del pequeño puente, decimos inmortalizar el pueblo que se veía al otro lado, y un italiano encantador y negado para la fotografía decidió ayudarnos el resultado es visible y no por que el pobre no lo intentara, hasta en tres ocasiones, pero no había manera, mi Lucero, intento indicarlo, pero el hombre estaba resuelto a demostrar su arte y nosotros nos lo estábamos pasando también que no quisimos desanimarlo, la foto más salvable es la que os enseño y el Italiano que llevado dos cámaras al cuello, terminó algo rebotado, ante la impotencia de no poder demostrar todo su arte.
Al menos se intuye que somos nosotros y es que está visto que en este viaje y el reportaje fotográfico, es al menos tan desastroso como yo.

12 feb 2017

LA BRETAÑA FRANCESA Y SU ENCANTO

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              Cuando planeo el viaje, además de trazar recorridos, buscar lo más llamativo o pintoresco, he informarme sobre gastronomía y costumbres, siempre busco relatos de gente que los ha visitado, lo que han sacado de positivo o negativo, sus recomendaciones, vivencias y advertencias y quitando imprevistos o mala fortuna, el viaje suele resultar bien.
               

              De la ciudad de Verner (Nantes) nos dirigimos hacía La Roche Bernard, Un pequeño pero acogedor pueblo, a orillas del río de La Vilaine, el cual da un encanto especial a este pueblecillo de casas de piedras y callejones sorprendentes llenos de curiosidades.
                   


              Con el atardecer, las imágenes más bellas se producen gracias a ese intercambio de luces que saca los matices más escondidos durante las horas centrales, haciendo que un simple paseo sea toda una experiencia. Empezamos con los artesanos que exponen sus obras concienzudamente trabajadas, para disfrute de los visitantes, que en esta época del año, son demasiados, atraídos por el buen tiempo, para practicar todo tipo de deportes acuáticos y pasear por las riveras y caminos entre una vegetación viva y colorida que se muestra más irresistible que nunca a todo tipo de insectos, por no hablar del río, que aunque en apariencia tranquilo, tiene prisa por llegar al océano, consiguiendo ese dulce balanceo de los veleros en el antiguo puerto.

              Para nuestra sorpresa nos comentaron que había un festival de música, está era una de las razones, por las que el camping estaba a lleno y tuvimos que acampar en un parking detrás de la iglesia. ¡Sí! todavía nos quedaban ganas de que nos tocaran las campanas. ¡Mira que nos gusta una juerga!.


          
  Con la caída del sol, la música comenzó a llenar todos los recovecos del pueblo, casi desértico, ya que estaban todos en la explanada del concierto, donde los puestos de bebidas, comida y crepes estaban a rebosar, disfrutando de una cena bien cargadita en calorías y vino de la tierra, para aguantar el bailoteo, entre las risas y el griterio de un publico entregado, daba igual la niña o el abuelo, todos querían formar parte de aquella divertida y maravillosa noche de verano.
              Son estás las cosas que más me gustan de mi casita móvil (autocaravana) viajar de un lado a otro, donde un día te sorprende un atasco y otro un concierto, disfrutar no sólo de los lugares, si no de sus gentes, mezclarte con ellos, para sacar a mejor esencia de un lugar, son las personas las que hacen que algo sea más bello y especial.
              Entre los campanazos de la noche anterior, el vinillo y el bailoteo, caímos como benditos en un sueño profundo y reparador, si hubo campanas yo no las oí, ni siquiera a los que embriagados por la fiesta, intentaban volver a sus casas.
              A la mañana siguiente, con muchas ganas de seguir descubriendo nuevos pueblos y paisajes de esta bretaña francesa tan cautivadora, pusimos rumbo a un pueblo de cuento de hadas «Rochefort en Terre», la verdad es que era de ensueño, un lugar donde esperas que aparezca dragones, mazmorras y señores con armaduras subidos a sus caballos, entre las murallas del antiguo castillo donde la conservación de estos viejos tesoros en piedra hacen las delicias de los más aventureros y soñadores.
 
                


 

         
   En este caso prefiero mostrar a contar, es imposible hacer llegar tanta belleza, sólo a través de las palabras y la verdad que los franceses cuidan de sus edificios y su historia con mucho orgullo y eso se nota, lo mantienen todo impoluto, impecable y lleno de flores que hacen realzar más si cabe tanta belleza.





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               La verdad es que mis fotos muy buenas no son, pero ya sabéis que soy "Desastrosa y sin remedio"

5 feb 2017

DE VIAJE CON MURPHY

                     
La ley de Murphy existe y yo doy fe de ello, «si algo puede salir mal, ríndete y date por jodio» (versión Odry).

              Si no, no hay forma de explicarlo. desde que comenzamos nuestro viaje, encontramos pequeñas zonas de picnic a los lados de la carretera por todo el trayecto, con sus arbolitos, mesitas de madera y detalles mil, que en un día soleado como el que teníamos, hacía del picnic algo idílico.

Resultado de imagen de perdidos en la carretera              Todo era perfecto, hasta que decidimos parar en algunas de esas áreas tan bonitas. Una hora buscando una zona de picnic y al final bajamos tanto el listón, que nos conformábamos con un hueco en la carretera, pero nada, hay estaba Murphy y su dichosa ley. Al final nos rendimos y terminamos en el parking de un supermercado, el asfalto no es tan bonito, pero si, muy socorrido.

Resultado de imagen de mujer en la playa caricatura              Con el calor apretando y el sol luciendo en todo su esplendor, decidimos acercarnos a alguna de las playas cercanas. Metimos en el Tomtom ( que ese día más que nunca hizo honor a su nombre, por que muy espabilado no estaba) Playas cercanas y el comenzó a guiarnos, por decir algo, que para mi que estos del Tomtom están pagados por las petroleras. 50 kilómetros nos hizo recorrer el puñetero, cuando a penas a 20 teníamos todito el océano para nosotros.
              Aparcamos a una distancia prudencial, osea a kilómetro y medio de la playa y una vez allí, nos dimos cuenta de que con las prisas por refrescarnos, nos habíamos olvidado las toallas, el día estaba resultando redondo y yo me acordaba de Murphy y no para bien.

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              En fin que estábamos de vacaciones y no podíamos dejarnos llevar por el pesimismo, disfrutamos del sol y me mojé las rodillas, que el agua estaba como para no meter nada más, si no querías sufrir la amputación de miembros por congelación. Mi Lucero dice que soy un exagerada y se metió hasta el cuello, anduvo rígido durante cinco minutos, pero luego la sangre le volvió a circular y dejo de tener ese color entre gris y morado que tan preocupada me tenía.

 La noche llegaba y decidimos buscar algún área para pasar la noche y poder descansar- ¡Infelices!
Imagen relacionadaLlegamos a un pueblecito -Vellevillesur vie. Un área situada cerca de la plaza de la iglesia y justito al lado de un parque la mar de cuco, entre jardineras llenas de flores de colores. Sólo había un par de autocaravanas, así que era un lugar ideal para pasar la noche y eso que mi lucero andaba algo porculero, regañándome para que no hiciera ruido, no fuera a ser que estuvieran durmiendo los de la autocaravana de al lado, como si en este pueblo pudiera dormir alguien.
  ¿Cuando comenzó la pesadilla? Yo fui consciente a eso de las tres de la mañana. El reloj de la iglesia replicaba cada hora en punto, marcando las horas a base de campanazos y cada media, por si no te habías enterado. A eso de las seis de la mañana, también daba los cuartos, ni que fuera nochevieja. Hubo un momento en que pensé, que en cualquier momento aparece la pedroche en porretas y con la copa de cava en la mano.


Resultado de imagen de parroco en iglesia              Entre campanazo viene y campanazo va, a eso de las ocho yo salté de la cama y al igual que la niña del exorcista le dije a mi lucero que o salíamos de allí o cometía un curacidió (si, me he inventado la palabreja, pero intentar pensar vosotros después de pasar la noche en vela, oyendo las campanas del demonio)

       

    Pues lo mismo no me creéis, pero a eso de las ocho y media, cuando pusimos en marcha ya había fieles en la puerta de la iglesia, que pensaba yo, cualquiera se salta la misa, con este cura.


Resultado de imagen de mujer con ojeras sin dormir              El día era soleado y la vida maravillosa, que más daba no haber pegado ojo y llevar dos ojeras la mar de negritas debajo de cada ojo hundidito por el agotamiento. Hoy seguro que sería un buen día, lo único malo, es que media Francia debió de llegar a esta conclusión, por que en las autopistas que llevaban a Nantes había unas caravanas kilometricas de coches, daba igual el sentido. Cinco kilómetros en media hora y llegamos a nuestro destino Nantes.

Nantes, Francia - Castillo de los Duques de Bretaña    Resultado de imagen de nantes francia


              Mi lucero aprovechó que era domingo y la ciudad parecía deshabitada (¡Claro, si estaban todos en el atasco!) aparcando en el centro, justo a los pies del puente que te lleva a las murallas del impresionante castillo. Pero entre murphy y yo (desastrosa y sin remedio) algo tenía que ir mal. En este caso fueron mis sandalias preferidas (las negras y doradas), que decidieron pasar a mejor vida, justo cuando yo me sentía una princesita que visita el castillo.
                                
              En vez de princesita, parecía Lina Morgan en la mejor de sus interpretaciones, intentando andar con la sandalia colgando, por el tobillo, al final me dí por vencida y esperé a que mi pobre Lucero, me trajera otras, lo peor es que no iba a ir combnada, pero así es la vida y el dichoso Murphy ¡al que le e cogido una incha!.

Como no sólo de quejas vive el hombre, os comentaré que Nantes, es precioso, callecitas que recuerdan a París, un montón de lugares con encanto y llenitos de arte, hay que admirar el buen gusto de estos franceses, capaces de crear atracciones como la del elefante gigante que hace las delicias de grandes y pequeños, con está imaginación, como no iba a ser la ciudad que vió nacer a Julio Verner.

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              En fin sin querer dar el tostón, os recomiendo:
               Descubrir la historia de Nantes, a traves de sus calles y en el museo del Castillo.
               Darse una vuelta por el imaginario de Julio Verne a bordo de un elefante gigante
              Tomar una copa en la cima de la Torre de Bretaña en el «Nido»
               Ir de tiendas bajo las arcadas del Pasaje Pommeraye.
              Perderse en el jardín japonés de la Isla de Versalles.
Imagen relacionada               
              No os preocupéis por Murphy el pobre se ha quedado rendido después de tanta tarea y es que es muy difícil seguir el ritmo de un desastre sin remedio como yo.


JUICIO LEVE DE FALTAS

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