De Gengenbach a Offenburg sólo a hay 10 kilómetros. Así que era visita
obligada.
Mi queridísimo y yo, habíamos buscado un área para dejar nuestra auto,
pero cuando llegamos, vimos que estaba un poco alejada del centro y como soy
tan vaga (y sincera, ¡así me va!) iba haciendo ojitos (y no bizcos, que soy
estrábica). Por si con un poco de suerte, buscábamos un lugar más cercano al
centro.
Dio resultado y decidió pasar del área y según nos acercábamos al
centro, vio un parking con coches y autocaravanas de todos los
tipos, y allí que se fue, la aparcó y se dispuso a bajar las bicis, porque
todavía quedaba un buen paseo hasta el centro.
Yo mientras tanto, me estaba calzando y guardando las cosas en la
mochila, cuando le oigo hablar con alguien y pienso para mis adentros, que majo
mi chico, saluda a todo el que se encuentra y eso que entiende lo mismo que yo
¡Nada!.
Cuando salgo, le pregunto:
-
¿Con quién hablabas guapo?
-
Con el dueño del negocio.
-
¿Qué negocio? ¿Qué dices? Ya te estás poniendo
la gorra que el sol es muy malo.
-
Que hemos aparcado en el parking de una tienda
de compra venta de vehículos y autocaravanas.
-
¡No me fastidies! ¿y por qué bajas las bicis? ¡Vámonos!
-
¡No! Si es muy majo, le he dicho que sólo
queríamos visitar la ciudad y me ha dicho que no había problema.
-
¡Me estás vacilando! Si lo único que sabes decir
en alemán es gracias y buenos días.
-
También hago mímica,
-
¿Y seguro que te ha entendido?
-
Sí, así que date brio que no tenemos todo el día
que cierra a la una para comer.
-
¡Dios mio! Cuando no nos colamos, nos metemos en un parking privado, ¡Que viajecito, me estás dando!
-
¡Y tu preocupada! Anda que tienes un morro.
No habíamos andado ni cien metros y vimos un supermercado, donde
podíamos haber aparcado, sin meternos en el negocio de nadie. Somos lo peor, eso sí, siempre pedimos permiso, es la gente, que es muy maja y nos consiente.
La primera vez que vimos de lejos a la chica con la cara manchada de
rojo, me quede un poco asustada, iba en bici a todo trapo y aunque no habíamos
oído nada y todo parecía tranquilo, me acojone. Después empezaron a aparecer
más y cuando pensaba en darme la vuelta, vi los carteles, estaban en una semana
de eventos musicales y todas llevaban las caras con pinturas de guerras cual “sius”.
La verdad es que a Offemburg, aunque no es el pueblo más bonito que hayamos visitado en este viaje, yo le saqué partido, además de visitar los lugares más turísticos de la ciudad, tuve la oportunidad de visitar las rebajas. Todo es mucho más caro que en España, pero siempre se encuentra alguna ganga
si se busca bien.
Se acercaba la hora de cierre del parking invadido, y como somos muy formales, con la buena gente, volvimos a por la auto y nos fuimos a comprar al LIDL.
No terminábamos de aparcar y vemos una marabunta de chicos y chicas
adolescentes que invadía el parking, en dirección a la tienda, mientras otra
tanda salía de la tienda con todo tipo de refrescos, zumos y cosas de comer.
Mi Lucero y yo nos miramos, como si esta no hubiera sido la mejor de
nuestras ideas, si es que alguna vez tuvimos una buena.
JAJAJA pero que lindas eres mi niña siempre me trocho con tus hirtorietas jajajaa me gustan muchos las fotitos y las hace mas fabulosas con tu presencia en ella jajaja me rio de las cosas que vives con tu lucero jajajaja que arte feliz dia mi niña te quieroooooooooooooo besitossssssssss
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