7 oct 2019

ABIERTO AL ATARDECER




Las carreteras de Marruecos, aunque van mejorando, siguen siendo lentas, muy lentas y las distancias resultan largas, muy largas. Y por esa razón, David buscaba de vez en cuando, algún lugar donde poder bajar para estirar las piernas y disfrutar de algún té o café, para espabilarnos.


 Encontramos un bar de carretera, que disponía de una gran explanada vacía, donde poder acoplar nuestras autos. Al entrar no, nos resultó extraño que no tuviera clientes, tal y como estaba el parking, lo raro hubiera sido lo contrario.


El dueño, nos miró entre incrédulo y esperanzado, aunque una vez descubrimos que tan sólo disponía de té o café, no le agenciaba yo las ganancias y por ende la esperanza de una buena caja.



Cual manada de cotorras, comenzamos a pedir, la falta de sincronización. Hizo que aquella criaturita nos mirara sin entender nada. Su aspecto inocente, nos enterneció tanto que, David dejo de tomar nota cual metre y paso a la acción, como camarero titular. Pidió permiso para poder traspasar la barra y se metió tras la misma. Intentando organizar la máquina de café, que tenía de todo menos café, aunque el color negruzco pudiera dar  el pego.




Los cafés comenzaron a rular como la falsa moneda, que de mano en mano va y ninguno se la queda. No sé si con la esperanza de conseguir alguno en mejores condiciones. Había que ver, el lustre que tenía el cristal de los jodios vasos. Como para sacar huellas dactilares en una investigación criminal. Las tenía todas, hasta las del fabricante. 



Alguna mente brillante, pensó en lo bueno que estaría el café con hielo. Que pensé yo, para mis adentros. “Será lo único puro de este brebaje”. En ese momento el camarero nos confesó que no tenía nevera. Y Yo que siempre me pongo en lo mejor, pronostiqué unas cuatro bajas por gastroenteritis, que equivalía a aquellos valientes, cuya bebida consistía en café con “leche”.


Sole trajo un cuenco con hielo de su autocaravana, pero los vasos eran tan pequeños, que los cubitos no entraban o dejábamos derretir el hielo o cambiábamos los vasos. Dado que no tenía más tamaños y para que engañarnos, tampoco tenía más vasos, optamos por ponerlos encima y esperar que el deshielo los encestara dentro, con el consiguiente peligro de desbordamiento. A pesar de las perspectivas, ninguno cesó en su empeño por beber aquel viscoso y oscuro líquido.

Faltaban tres cafés y David descubrió que no quedaban más vasos “limpios” (por decir algo) metido por completo en su papel, se dirigió a la pila para fregarlos, momento en el cual el camarero confesó, que tampoco tenía agua corriente.
Resultado de imagen de vaso sucio

Hubo cruce de miradas, pero habíamos venido a vivir la aventura y el café iba a formar parte de la misma.

El camarero, cogió los tres vasos, dio un par de vueltas con disimulo y mientras pensaba que no le mirábamos (Infeliz, como si hubiera algo mejor que hacer) los sumergiendo en un barreño de agua oscura y espumosa. Supusimos, que era el equivalente a lo que entendemos por lavavajillas, muy ecológico y de bajo consumo, pero sin aclarado, alguna pega tenía que tener.


Hubo un momento en que dejo a David dentro de la barra organizando el chiringuito, mientras él desapareció, supusimos que habría ido al baño, que debían de estar como los chorros del oro, sin agua corriente para limpiarlo. Nos abstuvimos de cualquier tipo de inspección, con la limpieza de los vasos, ya nos dábamos por satisfechos.  


No tardó en aparecer con un bonito chaleco y el pelo bien relamió con la raya al lado, justo como nos peinaban las abuelas cuando éramos pequeños. Quería unas fotos del grupo para colgar en su negocio, imagino que como prueba de que había entrado algo más que el polvo que decoraba el bar, junto con una flor de tela desteñida en cada mesa.

Después de una sesión de fotos, que ríete tú del calendario Pirelli, nos pusimos en marcha con las consiguientes dudas ¿Cómo se tomaría nuestro intestino, semejante coctel de bacterias, no acto para colon irritable? ¿Cuánto tiempo aguantaba la leche sin nevera? ¿sería fresca o Uperizada? …


Todas aquellas preguntas, tendrían que quedar en el aire, hasta ver los efectos secundarios. Aquel divertido, peligroso y aventurero día, no había terminado, nos quedaba por descubrir nuestro lugar de pernocta y alguna que otra sorpresa que han hecho de este, un increíble y maravilloso viaje…


FOTOGRAFÍAS REALIZADAS POR PACO MORENO VÁZQUEZ Y BORJA MORENO.

1 comentario:

  1. Quien no vive aventuras no las puede contar. Abrazos y salud para los viajeros

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