19 feb 2023

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

 


A mis cincuenta y dos años, me veo discutiendo mi futuro con la Inteligencia Artificial(IA) y no, no me estoy volviendo loca, aunque todo se andará.


A pesar de haber hecho de todo, al parecer a cierta edad, eso no sirve de nada. Y si vivir de las novelas, ya es complicado para los escritores, imaginar, lo que es para una simple contadora de historias.

Como soy de culillo inquieto, he pensado: «A ver si la (IA) es tan lista como dicen». Que si arregla lo mío, ya os digo yo que no es que sea lista, es que es milagrosa.

Me meto en la página https://openai.com/blog/chatgpt/ y me pongo a chatear en Chatgpt”; haciendo la siguiente pregunta:

Imagina que eres una mujer de cincuenta y dos años, que vive en España. ¿En qué podría trabajar, teniendo en cuenta que nadie quiere contratar a personas mayores?


A lo que la IA me responde muy digna ella:

Lo siento, es un estereotipo erróneo y una forma de discriminación inaceptable e ilegal en España, que no debería ser tolerada. Las personas maduras tienen experiencia y habilidades valiosas que pueden aportar a cualquier empresa.

Que digo yo para mis adentros: La teoría la borda. ¿A ver cómo va con la práctica? Y la pregunto:Sí está prohibido ¿Por qué hay tanto paro entre los mayores de cincuenta?

Y la muy cachonda me responde:

Discriminación por edad; Aunque está prohibido por ley.

Automatización y reemplazo por tecnología.

Falta de opciones de formación y desarrollo profesional. Hay prejuicios sobre la capacidad de las personas mayores en cuestión de aprendizaje.

A lo que yo pienso: «Se habrá quedado descansando, lo ha pillado al vuelo. ¡Que lista es la jodía!». Y vuelvo a preguntarle que veo que lo mismo tengo futuro y todo:

¿Qué puede hacer una persona para ganarse la vida, cuando tiene cierta edad?

Ella se viene arriba y me dice:

Trabajo autónomo; Explorar nuevas industrias o sectores, como educación o consultoría; Seguir formándose; Utiliza las redes sociales profesionales; Asistir a eventos de empleo.

Recuerda que es importante mantener una actitud positiva y no rendirse ante los desafíos.

Que ya le digo yo, si optimismo no me falta y le enumero todas las actividades en las que he trabajado o me he preparado, para hacer la siguiente pregunta: ¿Qué rama elegirías para hacerte autónomo?

Como modista, puedes utilizar tus habilidades para crear productos personalizados y venderlos en línea.

Puedes convertirte en una escritora independiente o iniciar un blog

Como operadora informática, puedes ofrecer servicios de consultoría informática a pequeñas empresas.

Como pintora, puedes considerar vender tus creaciones en línea o en galerías de arte locales.

Que pienso Yo: «Hay pobre, que no le he dicho, que todo eso lo he hecho ya, pero que no se gana, ni para autónomos».

Intento, explicarme mejor, que veo que le faltan datos: Imagina que lo has intentado todo y no has conseguido vivir de ello. ¿Tendrías alguna opción diferente?

Trabajar como freelancer: Ofrecer tus habilidades como freelancer a través de plataformas en línea, como Fiverr. 

Considere explorar nuevos modelos de negocio, como el trabajo colaborativo o el intercambio de habilidades.


Voluntariado y mentoría.

En última instancia, es importante mantener una mentalidad abierta y explorar nuevas opciones. 

Que ya le digo yo, algo molesta: Fíjate si tengo mentalidad abierta, Chati, que estoy discutiendo mi futuro contigo. Pero sigo sin ingresos y el voluntario lo llevo practicando toda mi vida y quitando la satisfacción personal, que no es poca, no da para comer.

Y la pobre me contesta:

Entendiendo tu situación y es desafortunado que te enfrentes a obstáculos debido a tu edad. Sin embargo, hay algunas otras opciones que puedes considerar:

Emprender; asesorar; enseñar a través de cursos o talleres y por último cambiar de gremio.

Lo importante, es mantener una mentalidad positiva y abierta. Si no tienes éxito con una opción, no te rindas y sigue buscando.

 


Y pienso, que persistencia, ella sigue a lo suyo. Y, debo reconocer que alguna idea me ha dado. No creo que me valga para mucho, pero por lo menos, tiene más soluciones que en el "INEN".


Conclusiones sobre mis conversaciones con la IA y en este caso con CHAPGPT: Optimista es un rato y es verdad, que no le faltan ideas. Aunque, la realidad a veces sea cabezona y por mucho que uno lo intente, no encuentre aquello que busca. 


Esto no significa que, la Inteligencia Artificial IA, no sea un arma maravillosa. Y como casi todas las armas, tiene un doble filo: por un lado, nos facilitara la vida y por otro nos lo complicara, Es lo que tiene la evolución y yo seguiré evolucionando, para que nadie me diga que es la razón, por la que me quedo atrás.



TODA LA CONVERSACIÓN, ES UN RESUMEN SACADO DE OPENIA-CHAP GPT. 


11 feb 2023

COCHE AUTÓNOMO.

Estaba está mañana, escribiendo frente a la ventana, disfrutando del solecete, mientras apuraba mi infusión, cuando el teléfono comienza a sonar.

Lucero que se pone al aparato y yo que le veo descomponerse por momentos.

«¡Ya ha pasado algo!» Pienso, mientras le escuchó decir:

— ¡Sí, es mi hijo…! No, no vive aquí… ¡No me diga! —Lucero que cuelga el teléfono y a mí que no me quedan uñas que morder.

— ¿Qué ha pasado?

— ¡Tú hijo!

«Va a ser malo. — Pienso. — Acaba de negar su paternidad».

—¿Qué ha hecho nuestro hijo? — Recalco el “nuestro”, para que no se le olvide quien puso la semillita del mal.

         — Que ha dejado el coche mal aparcado y no pueden pasar.

Yo que respiro aliviada. Por lo menos el “Querubín” está sano y salvo.

— ¡Pues llámalo al móvil! — Razonó, como si nuestro hijo fuera normal.

—Dice la policía que lo lleva llamando cinco minutos y que no lo coge. Este, seguro que lo ha puesto en silencio. ¡No sé, para qué demonios lo quiere sino lo coge nunca! 

—¡Habrá que ir a su casa para avisarle!

—Si tiene el telefonillo roto. — Dice mi Lucero agobiado.

—Pues me llevo el palo de la escoba y le doy golpes a la ventana. Verás que como se despierta, cuando el perro empiece a ladrar.

Cojo el cepillo de barrer y le endiño a mi Lucero la fregona, por si no llegamos y tenemos que ampliar. Ni la santa comparsa en sus mejores tiempos, menos mal que vive a un par de calles.

—¡Hay mi madre!—Dice mi Lucero, cuando ve el coche de su chaval. ¿Cómo vendría tú hijo anoche, para dejarlo ahí?

—¡Y dale! Que también es tuyo, aunque debo reconocer, ciertos genes maternos a la hora de aparcar.

Después de ver el follón que está causando el dichoso crió, el barrendero no se movió ni para hacer la foto. Nos venimos arriba y le damos a la ventana sin parar. La perra que ladra, el niño que no se despierta y la gente que se empieza a asomar para ver que está pasando.

Por fin se asoma, y se pone a protestar.

—¡Déjate de tontas! Y coge las llaves del coche que menuda tienes lía.

—¿Qué dices? Si lo deje en la esquina de siempre y ahí, no molesta a nadie.

—Eso, se lo dices tú a los agentes que te están esperando. ¡Verás que risas nos vamos a echar!

Niño que sale cabreado, con cara de mis padres están paya y con tal de hacerme madrugar, no saben que inventar. Se asoma a la esquina y ve su coche en medio del cruce.

—¡Ostras! — ¿Qué hace mi coche ahí?

—Como vendrías para no enterarte. — Le dice mi lucero con el palo de la fregona en la mano.

—¡Papa, que no bebí! Si venía de trabajar...

—¡Hay Dios, que es peor de lo que pensábamos!

—¡Mamá, no dramatices, que tampoco me meto nada! 

—Pues no sé, si eso me deja más tranquila.

—¡¡¡Mamá!!!







4 feb 2023

CUESTIÓN DE NARICES

 



Tres y media de la tarde, y ando frente al mini espejo de 10 aumentos, quitándome un pelillo negro que me ha salido en la barbilla. Antes de devolver el espejo al baño, tengo la brillante idea de quitarme un punto negro en el centro de la nariz. En vez de uno, me vengo arriba y me dejo la nariz más brillante que el baño del “Mister Proper”. Devuelvo el mini espejo de 10 aumentos al baño, y cuando me veo reflejada en el gran espejo del baño, me doy cuenta que me he dejado la nariz más roja que Rudolf en Navidad o, como diría Francisco de Quevedo: “Era una nariz a una mujer pegada”.

Me dispongo a lavarme la cara con agua fría para bajar la inflamación y llaman al timbre de la puerta. Es justo en momentos como este, cuando yo me digo eso de: ¿Porqué a mí?

Maldigo mi suerte y el día que compré el dichoso espejito, mientras bajo las escaleras. Llegó abajo y miro a mi alrededor desesperada, Buscó algo con lo que taparme la nariz, a la par que se me vea la cara, pero el timbre vuelve a sonar y no me queda otra que abrir. 

Abro la puerta y me encuentro a mi vecina Ana.

«No hay problema, está es de confianza». Pienso, mientras respiro aliviada.

Aun así, me mantengo detrás de la puerta con disimulo. Que tampoco es cuestión de airear esta napia.

Me cuenta que los jardineros han derribado la farola. 

¡No me fastidies! Le digo. ¿Y la han roto? Le pregunto preocupada.

La han dejado para el arrastre. Pero a mí, lo que me mosquea, es que han barrido los cristales y la han vuelto a colocar, como si no hubiera pasado nada. Por eso he venido corriendo a avisarte.

No te preocupes, que ahora mismo llamo a su jefe para que la arreglen. Le digo, pensando que se quedará tranquila.

Yo había pensado, en decirles algo. No vaya a ser que se larguen y no se hagan responsables.

Ahí le a dao. No me va a quedar otra que salir y hacer frente de esta guisa. Le digo que no se preocupe que yo me encargo. Ana me dice que no me deja sola y que me espera, mientras los vigila, que los tiene enfrente.


Está visto, que ha pensado en todo la jodía. Porqué será tan buena persona, si yo me las apaño. En cuanto me eche algo para que baje la inflamación, salgo y me los como. Pero no va a ser posible, la miro y la veo con los brazos en jarra, dispuesta a todo.

Comienzo a disimular y hago que no encuentro las playeras y Ana, muy amablemente, me dicen que está debajo del radiador. Sonrió por no llorar y cojo el abrigo, las llaves y no me da para más, que Ana me presiona, no se vayan a marchar.

Al ver que no me queda otra, salgo y para disimular, hecho mano del único clínex que había en el bolsillo y que estoy segura ha vivido mejores momentos.

Me acercó al jardinero y le preguntó:

¿Que ha pasado?  Jardinero que me pone los ojitos del gato de Srek, y yo que pienso; como siga así, al final pago yo la farola.

Le he dado un golpecito y se ha caído. Me dice, el muy cara dura.

¡Un golpecito! Repite Ana, que lo estaba esperando. Si la he visto volar por delante de mi ventana.

El hombre que se me queda mirando la nariz y a mí, que me arde la cara del agobio, por si estuviera poco inflamada...

¿Te encuentras bien? Me pregunta Ana, que ve como el color rojo se esparce por toda la cara.

— Si, parece que le está dando algo.

Y si que me estaba dando, una vergüenza espantosa, pero lo trago y les digo que será una reacción alegica y que me voy corriendo a por un antihistamínico y de paso, le mando un mensajito al jefe, para que vaya dando el parte al seguro. 

Me meto en casa, me apoyo en la puerta y pienso: «¿Qué he hecho yo, para merecer esto...?

 

 





29 ene 2023

EL KARMA EXISTE

 

    Cuando la injusticia se ceba con nosotros, todos pensamos que, en algún momento, algo superior se encargará de poner a cada uno en su sitio. Aunque, no es lo que suele pasar, cuando surge…

 

    Dos de la tarde y me dispongo a meter la cuchara en mis lentejitas, que huelen que alimentan. Móvil que comienza a sonar y yo, que parezco tonta, leo el mensaje.

    «Problemas en el paraíso». Pienso, y me pongo en marcha para solucionarlos. Una llamada al profesional y un mensaje a la vecina, para decir que todo se va arreglar.

    Feliz con mi gestión, caliento de nuevo las lentejas y me dispongo a meter la cuchara. Móvil que vuelve a sonar y yo que pensaba que me iban a dar las gracias, leo el mensaje.

    ¡Infeliz! Las gracias, no aparecen en ningún párrafo y tengo que releerlo, porque no me lo puedo creer, o la señora no me ha entendido o definitivamente, se ha vuelto loca.

    Le envió otro mensaje, haciendo hincapié en; "MAÑANA VIENE EL ALBAÑIL". Mayúscula toda ella, por si no ha pillado el mensaje.

    “Me da igual lo que hagáis. ¡Fuiste tú! ¡Tú la que me mando el mensaje!” Me vuelve a repetir.

   Me costa que hay mucho problema mental. Yo misma soy un clarísimo ejemplo de ello, pero lo de esta señora, se me escapaba por completo.

    Cojo el teléfono y la llamo para aclararlo, que no sé, lo que está leyendo. La señora, que no me escucha y sigue con su cantinela:

— ¡Seguro que hacéis lo que os dé la gana! — Me gritaba. 

— ¡Señora, déjeme hablar!

— ¡¡Tú, tú fuiste quien lo mandaste!! 

— ¡Si señora! Lo he mandado yo.  Pero, no se puedes enfadar por hacer lo que me pide. ¡No tiene ningún sentido! 

— ¡No, ese mensaje, no, el otro so…!

— ¡Señora, señora, que se pierde y no sé de qué me habla! — Le cortó, para evitar la tragedia.

— ¡El mensaje de los toldos! ¡¡Fuiste tú!! Tú me lo mandaste y yo los había puesto bien, en color azul, como se aprobó. Son los demás, los que los han puesto mal, so ignorantes.

    «¡Huy que me ha llamado ignorante!» Pensé para mis adentros y me puse a respirar. Caigo en la polémica de los toldos azules, cuando se había votado a rayas veis y marrón y me hecho las manos a la cabeza.

    «Estará para que la encierren, pero hay que ver que memoria tiene la jodía.  Me digo para mis adentros. — Llevaba doce años guardándomela. ¡Será rencorosa!».

— ¡A ver señora, que no nos estamos entendiendo! — Le dije en un tono más serio. ¿Me está echando la bronca porque hace doce años le mandé un mensaje? — Señora que me grita que sí. — Señora que eso ha prescrito y usted ha hecho lo que le ha dado la gana. Por eso los toldos siguen ahí. ¡Esta bronca no tiene ningún sentido! Guarde fuerzas, para cuando se acabe el presupuesto, que a este paso, todo se andará.

 ¡¡No, porque yo, llevaba razón, digáis lo que digáis!! 

    A la señora se le había rallado el disco y le digo que cuando se calme, ya hablaremos.

    La señora, que entra en cólera y yo cuelgo que veo que no hay manera de hacerla entrar en razón. Miró las lentejas que empiezan a espesar y las caliento por enésima vez. Mientras, me da por pensar. «¿Y sí la mujer lleva razón...?»

    Me voy al mueble y saco el libro de actas. Lo leo y lo releo para asegurarme. Le hago fotos y se las mando a la señora con una sonrisa de oreja a oreja.

    Resulta que era ella, la presidenta que firmaba el acta en aquel momento. Lejos de disculparse, por no recordar lo que ella misma había aprobado y firmado, me bloqueó durante un par de horas. 

   Sinceramente, me dio igual. Son los daños colaterales derivados de dirigir este manicomio que tenemos por comunidad.

    Desde entonces, yo sólo puedo pensar: ¡El karma existe!




TODA LAS IMÁGENES, ESTÁN SACADAS DE BLUSH.

21 ene 2023

SIN COBERTURA





No hace falta irse a la España vaciada para vivir aislado del mundo. Yo vivo en Villa de Vallecas y la cobertura es una tecnología fantasma, sabemos que existe, pero no hay manera de pillarla.
 

Diez de la mañana y cartero que llama al telefonillo preguntando por mi hijo. Cruzo los dedos y abro la puerta dispuesta a recoger el disgusto. Porque las felicitaciones, no vienen certificadas.

El tipo se dispone a meter los datos en la Tablet y yo veo el emblema del ayuntamiento y me digo para mis adentros. «Va a ser multa».

El cartero empieza a dar paseos de un lado para el otro y yo esperó paciente a que me dé el primer disgusto de la mañana.

— Está zona, no tiene mucha cobertura.

—Ni mucha ni poca, no tiene. Quizás, si se coloca en la mitad del patio, lo mismo coge algo.

Hombre que se va al centro del patio, al sur-este, al sur-oeste y hasta sube los escalones de algún descansillo, a ver si en las alturas hay más suerte.

— Lo mismo el frio ha congelado la señal, si ves que tal, lo dejamos para mañana. — Le digo a ver si cuela.

—No puedo, tengo que entregarlas hoy o sino, dejarle el aviso y que vaya a recogerla.

Que pienso: «¡Sí hombre! Encima de cornuda, apalea». Y le digo al señor que ni hablar.

Hombre desesperado que sale a la calle y a mí, me dan ganitas de cerrarle la puerta y no dejarle pasar. En vez de eso, me quedó esperando en el quicio de la puerta, que diría la copla, mientras el hombre va, Tablet para arriba, Tablet para abajo, recorriéndose toda la calle hasta llegar al parque.

— ¿Qué haces aquí y sin abrigo, que te vas a congelar? — Me pregunta mi vecina Carmen, que venía de comprar el pan.


— No te preocupes que estoy bien calentita y en cuanto el cartero me dé la multa, lo mismo hasta hecho humo.

— ¿Qué cartero y qué multa? No me digas, que ahora te avisan como si fueran los repartidores.

— ¡No mujer! El cartero está allí. — Le digo, indicándole al hombre que va por el medio del parque con la Tablet en todo lo alto de su cocorota.

— ¿Y qué hace ahí?

—Buscando cobertura, para darme el regalito.

— ¡Qué cabrona eres!

— ¿Tú, de que parte estás?

— ¡Mira, ya viene corriendo!

— Será que ha conseguido la conexión.

— O que le ha tocado los huevos al perro que le persigue.

— ¡Que instinto el de los animales! ¿Verdad?

— Ya te digo, si lo alcanza se lo come. Lástima, que sea un chiguagua.



Al perro lo llama su dueño y el chico que llega con la lengua fuera.

—¡Aquí tienes su carta!

—No sabes cuánto me alegro, hijo.

—¿En serio? — Dice mi amiga.

— ¿Tú qué crees…?  Le respondo con mala cara.


15 ene 2023

¡MADRE MÍA!


 

Creo que mi madre está perdiendo vista. Ella dice que es capaz de enhebrar una aguja sin problemas y la creo, con tal de no ponerse las gafas, es capaz de hacerlo hasta con los ojos cerrados. Aunque hay momentos…

Llegamos mi hermana y yo a casa de mi madre y la vemos trajinando como si no hubiera un mañana.

A la típica frase de: — ¿Qué haces mamá? Le sigue un monologo de diez minutos, que ya quisiera “Dani Robira”, y que se puede resumir en que, la mujer, se había pasado toda la mañana limpiando y cambiando las cosas de sitio. ¡Vamos! Lo de todos los días. Entre los cambios de ese día, una fotografía que, mi querida hermana, odiaba con toda su alma.

— ¡Para que luego digas que no te hago caso, Sandra! Mira la nueva fotografía que he puesto en el salón. ¡A ver si esa te gusta!

Mi hermana se va al salón y cuando veo que no vuelve, me puede la curiosidad y me asomo a ver que foto a puesto mi madre en su altarcito.

— ¿Qué haces? — Le preguntó a mi hermana, al ver que miraba la repisa de las fotos como si fuera la primera vez en su vida que la viera.

— ¡Buscar la foto!

— ¡Nena que es una foto, no la aguja del pajar!

— Échale tú un vistazo, que yo no me encuentro.

— ¡Jolín! ¿De qué época, ha puesto la foto nuestra madre?

Le echo un vistazo y hasta dos, para terminar por decir:

— ¡No te encuentras, porque no estas!

— ¡Mamá! — Dice a gritos mi hermana. — ¿Dónde dices que has puesto mi foto, que en el altarcito no está?

— ¡Qué altarcito ni que ocho cuartos! ¡Está puesta en el marco blanco que hay en la estantería del mueble!

Mi hermana y yo nos miramos y volvemos a mirar en la estantería del mueble. Todos los marcos son blancos y allí está toda la familia, menos mi hermana.

— ¡Mama! ¡Qué yo no estoy!

— ¡¡Me vas a hacer ir para nada!! ¡Es que no ves que estoy cocinando, como se me pegue la sopa te vas a enterar!

Madre que viene por el pasillo como un miura en la salida de chiqueros. Se limpia las manos en el trapo de Maricastaña que, hasta que no se hacen buenos agujeros, mi madre, no lo cambia, y cogiendo la foto de una desconocida, le dice a mi hermana:

— ¡Toma! ¡So cegatona! ¡Ves como aquí estás más guapa! Si esta no te gusta, te aguantas, que ya no las cambio más.

Mi hermana aparta la foto para verla mejor y me la muestra. Ambas nos miramos y nos volvemos hacía mi madre.

— ¡Que pasa! ¿Qué tan poco os gusta está? — Dice mí madre, poniéndose en lo peor, al ver nuestras caras.

— ¡Mama! ¿quién es? — Le preguntó, mientras le ofrezco la foto.

— ¿Cómo, qué quién es? ¡Es Sandra! Aquí tenía dieciocho años.  Le contesta mi madre tan fresca. Que pensé yo, para mis adentros, encima dale datos.

— ¡Mamá! Esa no soy yo. — Le dice mi hermana, que no hace más que mirar la foto, como si no se lo pudiera creer.

— ¿Cómo no vas a ser tú? 

— ¡Mama que es mi amiga, Tania! Con la que iba a la guardería.



— ¡Ahh! Pues no sabía yo, que os parecíais tanto.

— ¡Claro! ¡Porque no nos parecemos!

6 ene 2023

LISTA DE BUENOS PROPOSITOS.

      




Antes de las Navidades, decidí cambiar el enfoqué de mi vida, para ello, preparé una lista de proyectos y buenos propósitos de cara al nuevo año. Ya me veía yo, capaz de cualquier cosa y lo más importante, terminarla. La imaginación es lo que tiene, que vuela libre como el viento, hasta que te estrellas con la triste realidad.

Normalmente, una se da cuenta de que no va a poder cumplir sus listas de buenos propósitos a las dos o tres semanas, en mi caso, tan sólo necesite un par de horas. No es que fuera muy descabellada, es que el destino me la tiene jurada, y cada vez que lo intento…

LISTA DE BUENOS PROPÓSITOS.

1.       Irme de fiesta o practicar sexo en año nuevo.

¾     Ni me fui de fiesta ni practiqué sexo. Me cogí una infección de toma pan y moja y me pasé toda la noche de romería yendo y viniendo de la cama al baño y del baño a la cama, echando pestes por no haberme terminado las dichosas uvas de la suerte.

2.       Organizar el tiempo.

¾     Cinco horas y media, me pasé en urgencias para que metieran una tira en un vaso de orina y confirmaran que tenía la dichosa infección. Con lo cual, ya empecé con un día de retraso y con lo malita que he estado, voy camino del segundo y estamos a día cinco.

3.       Encontrar un trabajo remunerado.

¾     Tengo dos trabajos y mi sueldo hay meses que no llega a las tres cifras. Es verdad que la profesión de escritor está en vías de extinción, así que, no os podéis ni imaginar la de contadora de historias (Que es lo que yo me considero, no llegó ni a escritora en prácticas).

Tengo cincuenta y dos años, y los dos últimos contratos de trabajo han sido en prácticas. No sé, si se me están tomando el pelo o tengo el síndrome de Benjamín Button, pero sin rejuvenecimiento que joroba más. Así que, de momento, seguiré firmando en la oficina de empleo, hasta que el karma, el destino o el que sea que se está descojonando allá arriba de mí, me dé una oportunidad.

4.       Practicar el desapego, tirando todo lo que no me valga.

¾     Dado y como he comenzado el año, estoy por irme directita a la basura; porque no hay hueso que no me duela, ni musculo que no tenga contracturado. Pero la ropa y los zapatos, ni se te tocan que están impecables y se merecen una segunda oportunidad.

5.       Hacer deporte.

¾     Si cuentan las rebajas, ayer tuve mi primera sesión y única sesión de esta temporada. No encontré ni una sola cosa de lo que buscaba, pero sudé la gota gorda y terminé exhausta.

6.       Aprender a hablar inglés.

¾     Llevo intentándolo dos años y no hay manera. Quizás me vine arriba y confundí los buenos propósitos con los milagros.

7.       Terminar de escribir el libro “La pluma del escorpión”, mi tercera novela.

¾     Es la segunda vez que la reescribo y mucho me temo que no será la última, pero este propósito lo consigo.

8.       Publicar todas las semanas un post en mi blog.

¾     Estamos a jueves y esto es lo que me ha salido, no sé yo, si es buena idea atormentar a la gente con mis historias, para mí que esto me va ha hacer perder puntos.

9.       Ponerme las pilas con las nuevas tecnologías.

¾     Ayer descubrí como poner un Hashtags, lo mismo para noviembre, consigo publicar un vídeo en tic toc. 

Esta era mi lista de despropósitos, no tiene probabilidades de salir adelante, pero hay que ver lo que me entretengo en intentarlo…

JUICIO LEVE DE FALTAS

  VECTOR PORTAL Como ya os conté, Manuela tuvo un brote y, en plan chungo, me dejo claro que no era su vecina favorita y que, en cuanto me d...