Hay
que estar muy chiflada para llevar la comunidad, vivir en ella y no morir en
el intento. Así soy yo, temeraria e inconsciente, porque si fuera reflexiva e
inteligente, huiría de estos saraos como alma llevada por el diablo.
¡Para haberme matao!
Lo peor de todo no es el accidente ¡No! Lo peor es la puñetera burocracia.
El
jardinero dio parte a su seguro. ¿Lo normal, no sería que la arreglaran? ¡Pues
no! Sería demasiado fácil y contraproducente para su negocio. No sé, si me
entendéis…
El seguro del jardinero, nos dicen que se tiene que tramitar a través de nuestro seguro y es aquí, donde comienza mi calvario. Cual peregrino haciendo el camino de Santiago, me veo día sí y día también, contando a todas las operadoras del seguro, como había sido el accidente. Además, les dejaba muy claro, que ellos no tenían que pagar nada, que el seguro del coche se haría cargo de todo.
Por supuesto, cada vez que llamaba tomaban nota. ¡No sé para que! Si nadie me llamaba. Es más, a día de hoy, siguen tomando nota y no se cansan. Tienen que tener la papelera hasta arriba las criaturitas.
Desesperada les contaba que aquello no podía continuar así. Era como que elegir entre susto o muerte. La farola se podía caer en la cabeza de cualquiera (doy fé) y en caso de quitarla los cables quedarían al alcance de cualquiera (niños sin ir más lejos).
—No lo pueden tener así. Llamen a
un electricista urgentemente. —Me dijo una de ellas.
—Entonces… ¿Podemos quitarla sin que lo vea
el perito?
—No se les ocurra. —Me contestó y se quedó tan ancha.
Yo
no sabía si darme golpes contra la pared o ponerme a gritar como una loca. Con
permiso de los locos que viendo cómo va la humanidad, empiezo a tener serías
dudas de quien son realmente los cuerdos.
Un mes diciéndome que lo tramitaban como urgente. Que yo pensaba: ¡Menos mal! Si no, nos caduca el seguro y la farola sigue sin instalarse.
Al final, me pasan con los servicios jurídicos para tramitarlo.
—Emprenderemos las acciones legales necesarias para reclamar. —Me dijo la señorita de servicios jurídicos.
—¿Y no se les podía mandar un correo electrónico en plan coleguis? Que nos han dicho que la van arreglar y lo mismo se lo toman a mal y no nos la pagan.
—Si mujer, las acciones legales
comienzan después de haberlo solicitado de manera amistosa.
—¡Mujer, empiece por ahí! Porque si tenemos que pagar abogado y procurador, con lo que nos den, no nos llega ni para poner un palo con una bombilla.
¡Por fin! Se presenta el perito. Manuela que lo ve y me vuelve a preguntar como todos los días, si ya van a arreglar la farola. Le digo que no y me concentro en el perito por lo que pueda necesitar. Este le hace tres fotos y me dice que no entiende porque no la hemos quitado. Es en momentos como ese, cuando yo me quiero arrancar los ojos.
Una
semana después consigo un electricista, que se presenta justo el día en el que ando cuidando de mi nieto.
Nieto
que tiene quince meses y es más activo que “Dora la Exploradora”. Quiere ser electricista, a decir por como charlaba en un
idioma no contrastado con el hombre. Debe ser cosa del gremio, porque yo
no entendía a ninguno de los dos.
El
Electricista me cuenta cómo van a ser las cosas, niño que corre y Manuela que
se asoma a la ventana para saber si ya van arreglar la farola. Aprovecha y me
pregunta: —¿Cómo se llama el niño?
—Luca. —Le respondo mientras agarró al niño para que no se caiga en el escalón y le suplico al hombre que haga lo que le venga en gana, pero que no se electrocute nadie o me matan.
— ¡Miguel! — Llama Manuela al niño.
Electricista
que me mira como si no entendiera nada. Yo que miro al cielo en busca de ayuda
divina y Luca que corre feliz, porque lo de Miguel no le suena nada.
Ni
todo el mindfulness del mundo arregla lo mío, pero sigo en ello y lo mismo algún día hasta lo
consigo.
Esto tiene mala pinta, te va a doler la cabeza sin que te caiga la farola encima, se llama burocracia y abunda. Un abrazo con un vasito de paciencia
ResponderEliminarMe voy a tener que beber la tila a litros, ja ja ja
ResponderEliminarUn besote.
¿Te sobró de la que hice el otro día? Que si no te hago inmediatamente más.
ResponderEliminarMe la hago todas las noches, soy adicta a la tila, ja ja ja
ResponderEliminarUn besote.
Desde luego,
ResponderEliminarcomo está
todo .
Y tú que lo jures.
ResponderEliminarUn abrazo
Madre mía.
ResponderEliminarLlevo desde Filomena con la cubierta de mi casa y estoy desesperada y me acuerdo de ti cada vez que llamo a la administradora.