14 mar 2023

MINDFULNESS PARA CASOS PERDIDOS





Hay que estar muy chiflada para llevar la comunidad, vivir en ella y no morir en el intento. Así soy yo, temeraria e inconsciente, porque si fuera reflexiva e inteligente, huiría de estos saraos como alma llevada por el diablo.


Ya os conté que los jardineros derrumbaron la farola. Farola que sobrepusieron para ver si colaba y que ha estado así, hasta que un día, mi vecina Carmen, casi la troncha contra mi cabeza al apoyarse en ella.

¡Para haberme matao!

Lo peor de todo no es el accidente ¡No! Lo peor es la puñetera burocracia.

El jardinero dio parte a su seguro. ¿Lo normal, no sería que la arreglaran? ¡Pues no! Sería demasiado fácil y contraproducente para su negocio. No sé, si me entendéis

El seguro del jardinero, nos dicen que se tiene que tramitar a través de nuestro seguro y es aquí, donde comienza mi calvario. Cual peregrino haciendo el camino de Santiago, me veo día sí y día también, contando a todas las operadoras del seguro, como había sido el accidente. Además, les dejaba muy claro, que ellos no tenían que pagar nada, que el seguro del coche se haría cargo de todo.

Por supuesto, cada vez que llamaba tomaban nota. ¡No sé para que! Si nadie me llamaba. Es más, a día de hoy, siguen tomando nota y no se cansan. Tienen que tener la papelera hasta arriba las criaturitas.

 Desesperada les contaba que aquello no podía continuar así. Era como que elegir entre susto o muerte. La farola se podía caer en la cabeza de cualquiera (doy fé) y en caso de quitarla los cables quedarían al alcance de cualquiera (niños sin ir más lejos).

No lo pueden tener así. Llamen a un electricista urgentemente. Me dijo una de ellas.

Entonces ¿Podemos quitarla sin que lo vea el perito?

No se les ocurra. Me contestó y se quedó tan ancha.

Yo no sabía si darme golpes contra la pared o ponerme a gritar como una loca. Con permiso de los locos que viendo cómo va la humanidad, empiezo a tener serías dudas de quien son realmente los cuerdos.

Un mes diciéndome que lo tramitaban como urgente. Que yo pensaba: ¡Menos mal! Si no, nos caduca el seguro y la farola sigue sin instalarse.  

Al final, me pasan con los servicios jurídicos para tramitarlo.

Emprenderemos las acciones legales necesarias para reclamar. Me dijo la señorita de servicios jurídicos.

¿Y no se les podía mandar un correo electrónico en plan coleguis? Que nos han dicho que la van arreglar y lo mismo se lo toman a mal y no nos la pagan.

Si mujer, las acciones legales comienzan después de haberlo solicitado de manera amistosa.

¡Mujer, empiece por ahí! Porque si tenemos que pagar abogado y procurador, con lo que nos den, no nos llega ni para poner un palo con una bombilla.

¡Por fin! Se presenta el perito. Manuela que lo ve y me vuelve a preguntar como todos los días, si ya van a arreglar la farola. Le digo que no y me concentro en el perito por lo que pueda necesitar. Este le hace tres fotos y me dice que no entiende porque no la hemos quitado. Es en momentos como ese, cuando yo me quiero arrancar los ojos.

Una semana después consigo un electricista, que se presenta justo el día en el que ando cuidando de mi nieto.

Nieto que tiene quince meses y es más activo que Dora la Exploradora. Quiere ser electricista, a decir por como charlaba en un idioma no contrastado con el hombre. Debe ser cosa del gremio, porque yo no entendía a ninguno de los dos.

El Electricista me cuenta cómo van a ser las cosas, niño que corre y Manuela que se asoma a la ventana para saber si ya van arreglar la farola. Aprovecha y me pregunta: ¿Cómo se llama el niño?

Luca. Le respondo mientras agarró al niño para que no se caiga en el escalón y le suplico al hombre que haga lo que le venga en gana, pero que no se electrocute nadie o me matan.


¡Miguel! Llama Manuela al niño.

Electricista que me mira como si no entendiera nada. Yo que miro al cielo en busca de ayuda divina y Luca que corre feliz, porque lo de Miguel no le suena nada.

Ni todo el mindfulness del mundo arregla lo mío, pero sigo en ello y lo mismo algún día hasta lo consigo.

7 comentarios:

  1. Esto tiene mala pinta, te va a doler la cabeza sin que te caiga la farola encima, se llama burocracia y abunda. Un abrazo con un vasito de paciencia

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  2. Me voy a tener que beber la tila a litros, ja ja ja
    Un besote.

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  3. ¿Te sobró de la que hice el otro día? Que si no te hago inmediatamente más.

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  4. Me la hago todas las noches, soy adicta a la tila, ja ja ja
    Un besote.

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  5. Desde luego,
    como está
    todo .

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  6. Madre mía.
    Llevo desde Filomena con la cubierta de mi casa y estoy desesperada y me acuerdo de ti cada vez que llamo a la administradora.

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